'La espuma de los días': Juego de niños
Es indudable que cuando un adulto mira cómo juega un niño no está viendo lo mismo que dicho niño está viendo. La diferencia entre el que juega y el que observa. Mira, pero no ve. Si acaso no más que la cara de felicidad del renacuajo, muy posiblemente tan radiante como ajena al mundo de mierda que aguarda uno empieza a ser consciente del mismo. Como bien...