Supongamos que uno se pone a ver una película, así como de fondo y mientras hace otras cosas. Poco a poco va dejando de prestar atención a lo que sea que esté haciendo en favor de la película, siendo que definitivamente se concentra en ella durante una escena que le llama poderosamente la atención, una pelea a lo largo de un pasillo en la que el protagonista reparte martillazos a diestro y siniestro. De hecho la escena le gusta tanto que se la pone dos veces. A partir de ahí y durante unos minutos sólo presta atención a la película, si bien poco a poco las tentaciones que siempre hay disponibles en cualquier entorno que no sea una sala de cine le va poseyendo hasta que, casi sin darse cuenta y de reojo, ve como se acaba la película sin que la revelación final le haya causado ningún tipo de trauma.
En ese sentido el remake de 'Oldboy' muestra una misma curva de respuesta que el original de Park Chan-wook, del que antes intenta ser una versión alternativa (y complementaria) que una re-elaboración perezosa auspiciada por el (único) estímulo del dólar. Capta nuestra curiosidad de inicio, y progresivamente también nuestro interés hasta alcanzar su techo mediado su metraje, cuando se produce la "famosa pelea" filmada de forma brillantemente artificiosa (y que reclama un exceso de atención hacia su director). Sin embargo a partir de ese instante, y en ambas versiones, el interés decae peligrosamente hasta alcanzar, tras alguna que otra mirada furtiva al reloj, su final sumida en una extraña indiferencia, la cual rivaliza con una revelación que sobre el papel resulta poderosa aunque no se muestre como tal.
Supongo, lo habrán notado, que no soy un entusiasta del filme del irregular Park Chan-wook, como tampoco -quizá por la misma razón- no voy a ser ningún feroz detractor de la versión del no menos irregular Spike Lee. Porque este nuevo 'Oldboy' sorprende para bien durante su primera mitad al no intentar rehacer el original, al intentar trazar su propio camino donde sin adoptar la misma forma el fondo resulta perfectamente reconocible. Una historia conocida bajo una nueva apariencia, como si se tratase de una nueva versión de un clásico de la literatura, intrigante para los no iniciados y curiosa para los curtidos en la materia, y en donde el juego de parecidos y diferencias resulta verdaderamente estimulante (ojo a por ejemplo el "cameo" del pulpo). E incluso con hallazgos en los que podríamos concederle una palmada en la espalda, como en la supresión de la innecesaria voz en off.
Durante esta primera mitad ocurre lo que ocurre con todos los buenos remakes: que nos olvidamos que se trata de un remake. También de los posibles prejuicios derivados de ello. E incluso disfrutamos. Hasta que llega el momento de "la escena", y Lee siente la obligación de "homenajear" a la misma con un "next level". El resultado es apreciable, sí, pero trae consigo un efecto contraproducente: nos recuerda que el filme en verdad es un artificio... aún más hueco que el del original. Y también, un remake, algo que a partir de la irrupción acto seguido de un irritante Sharlto Copley empieza a molestar. Aún peor, a pesar. Lo mostrado ya no parece tan distinto ni resulta estimulante, y la gracia de sus primeros 50 minutos se empieza a perder poco a poco, tanto por una historia que da vueltas sobre sí misma sin avanzar como por una realización que, de pronto, resulta plana y rudimentaria. Incluso fea, de telefilme. El entusiasmo deja paso a la apatía.
Park Chan-wook llego antes, y su versión es mejor que la de Spike Lee, a la que además inspira. Está claro. Como está claro que poco importa que sea o no sea un entusiasta de un filme que, sello de su director, peca un tanto de artificioso: el 'Oldboy' de Park Chan-wook es un icono, y además muy relevante dentro del boom del cine surcoreano. La versión de Lee es más clara, más coherente, más seria, más cerrada... más occidental. Más clásica. Y en cierta manera, más correcta. No es nada desdeñable y mantiene una dosis considerable de su violencia (explícita), pero no alcanza como para incomodar. Peor, como para provocar. No logra que nos olvidemos que se trata de una sombra. Aunque tampoco es un remake oportunista, no al menos en un origen que alberga alguna duda: El primer montaje de la cinta duraba 140 minutos, el que ha llegado a los cines 105. Ummmm...
Nota:
6.0
por Juan Pairet Iglesias
No creo que se trate de superar o igualar, más bien de "aportar diferentes matices". Y por eso no creo que este remake fuera innecesario, tan sólo que veo que está mal enfocado. De partida ofrece un justificación que, siendo similar pero distinta, personalmente me parece más coherente que la del filme original.