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'Intemperie' - El bueno, el niño y el malo

Vía El Séptimo Arte por 22 de noviembre de 2019
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Según relato el propio Benito Zambrano en las notas de producción de la película, "hubo un tiempo en que la miseria, la pobreza y la falta de educación eran endémicas en la España rural. Una pobreza que data de siglos atrás, empeorada por el analfabetismo y la ignorancia. Siglos de personas pobres acostumbradas a obedecer y de cómodas minorías acostumbradas a dar órdenes".

Para que luego digan que cualquier tiempo pasado fue mejor... aunque el mundo que nos rodea en realidad no ha cambiado demasiado: Ahora se supone que somos menos pobres y más listos, lo que en cierto sentido nos convierte en más tontos. Porque cuanto más cambian las cosas, las cosas más siguen igual, que decía Serpiente Plissken. Y ahora no tenemos el analfabetismo y la ignorancia como excusa.

'Intemperie' se desarrolla en este entorno rural empobrecido y analfabeto donde la violencia es una parte integral no denunciable del código de conducta, que no hemos cambiado demasiado pero algo sí hemos cambiado. Un mundo habitado por los miserables que ejercen el poder y los miserables sobre los que ejercen el poder. Un mundo miserable que tanto podría ser el de la España de la posguerra...

... como tanto podría estar en ninguna parte. Incluso por poder ser, podría ser uno de esos crueles futuros post-apocalípticos tan propios de los australianos (con Mad Max a la cabeza). Al igual que ya lo era 'Sordo', 'Intemperie' es un amargo "spanish" western antes que un relato sobre la Guerra Civil. Al igual que ya sucede en 'El hoyo', el contexto social de 'Intemperie' puede ser visto como poco más que un Macguffin.

'Intemperie' es un crudo y áspero cruce, con claro sabor a tierra y polvo entre western, thriller, road movie, relato post-apocalíptico y drama amable -con niño de por medio-. Un filme interesantísimo, con regusto a miseria humana, aunque quizá no tanto como dicha descripción parece sugerir. Quizá no tanto por un desarrollo que cuando acaba, no ha sorprendido tanto como lo hace cuando comienza.

Cuando comienza, cuando Benito Zambrano expone con lucidez y contundencia las bases de un relato necesariamente incómodo: Pero no porque seamos españoles, sino porque somos ante todo, personas. Un relato incómodo, seco, árido. Y por supuesto, provocadoramente violento. Una sólida y robusta patina de la que nunca se deshace, pero que ni va a más según avanza ni explota en su clímax.

Quizá no tanto por un desarrollo que al final no sorprende tanto como lo hace al principio, con la aparición de un Luis Tosar cuyo personaje condiciona un relato, a partir de este momento, supeditado al cauce de un río de sobra conocido que aunque fluye, incluso estupendamente bien, encharca un tanto las posibilidades de unos personajes que no pueden evitar quedar reducidos, mayormente, a un arquetipo.

De 'Solas' a 'Intemperie', Zambrano muestra un notable pulso y nervio narrativo, en una película plenamente satisfactoria y de muy buena apariencia que nunca pierde la cara, ni a ella ni a sus posibles y múltiples referentes. Aún a pesar de que, lo dicho, y como ocurre con tantos otros westerns, su desarrollo esté sujeto a una hoja de ruta que no se atreve a ir más allá de lo estipulado en el contrato.

Posdata: 'Mientras dure la guerra', 'La trinchera infinita', 'Sordo', ahora 'Intemperie'... que gran año para la Guerra Civil este 2019, ¿no?


Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex

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