No hay mejor reconocimiento posible para una película de corte social que parecer "de verdad".

Como así intenta parecer 'Adiós', un thriller con un toque de drama social que la haga parecer "de verdad". Como intenta, como parece, como simula ser el fallido regreso al cine español de un Paco Cabezas del todo poseído por el cine narcoamericano de 2ª industrial, aparente por fuera pero desconvocado por dentro. Allí dónde estaba todo lo bueno de 'Carne de neón' encontramos ahora todo lo malo de 'Tokarev'... pero sin querer, sin un Nicolas Cage que nos alegre el día, ni un Nicolas Cage que nos advierta desde el póster de la película.

Por no tener, la cinta carece del estilo, o la personalidad, o el nervio, o la gracia de otras propuestas parecidas ante las que palidece como 'Grupo 7' o 'Toro', también protagonizadas por un Mario Casas cuya condición como género en sí mismo comienza a venirse abajo, toda vez que no es lo mismo verle cuando no hay Antonios de la Torre o Luis Tosares acompañando la jugada... haciendo valer la jugada. El acento sevillano se palpa en el ambiente, pero casi casi, como se palpaba el acento salmantino en aquella 'En el punto de mira': De boquilla.

'Adiós' es una producción con clara vocación comercial cuya incoherencia argumental y torpeza narrativa la convierten en lo peor que podrían convertirse: En algo aburrido, indiferente, tonto, banal, gratuito. En algo que no era la primera colaboración de Paco Cabezas con Mario Casas, esa 'Carne de neón' tan rematadamente disfrutable: Tan deudora de Guy Ritchie como a su vez, tan del sur de Despeñaperros. Una comparación que ahora resulta profundamente molesta: Porque tirando por ahí, 'Adiós' podría ser el 'Barridos por la marea' de Cabezas.

Lo sé, un golpe demasiado bajo que hasta a mí me ha dolido. Me disculpo. Lo dejamos en que 'Adiós' es un paso en falso de un eficiente pero impersonal realizador televisivo que en 'Adiós' juega a ser el cineasta que mucho me temo, tan sólo es entre temporadas. 'Adiós' tiene un ojo puesto a cada lado del Atlántico, lo que la convierte en una especie de película "bizca" que tiende al simple fusilamiento de un manual, el del cine de género, que emula pero no comprende: No centra su mirada, se dispersa, picotea de aquí y de allí sin estar ni dejar de ser.

No hay mejor reconocimiento posible para un drama social que parecer "de verdad", y no una mera excusa para dar pena. Y a buen entendedor pocas palabras bastan: 'Adiós' es una película en esencia, de mentira. De boquilla.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex