'La trinchera infinita' cuenta la historia de un "habitante insierto" de un pueblo perdío de la Andaluzía profunda con fuerte asento andalú, por si alguien duro de oído se lo eztá preguntando... La propia sinopsis de la película lo revela así que no temáis, que sus propios responsables han decidido que no se pueda considerar un spoiler: 33 años son los que pasa más o menos escondido en un agujero de la pared, que para nosotros los espectadores son más o menos dos horas y media que no se hacen pesadas... pero sí un tanto largas.

Es hasta cierto punto normal dada su naturaleza quebrada: Es una historia cuya intensidad se desparrama a lo largo de los años, muchos años. Escenas concretas, una tras otra y sin solución de continuidad de una vida poco concreta, arrinconada, con constantes y abundantes saltos temporales y en ocasiones, a menudo, con abruptos cambios de tono e intensidad. Y es que más que una historia, es como un repaso a los grandes eventos de una vida a lo "greatest hits". 33 años. Higinio no lo sabía, su mujer tampoco; su vecino aún menos.

Pero nosotros sí.

Hablamos de una película concentrada, y centrada en un espacio y unos recursos por lo general lúgubres y muy reducidos, entre cuatro paredes, tres personas y un agujero en donde, literalmente, la era dorada de Franco es un rumor lejano que llega desde la calle. Una excusa, el decorado de la foto. El mal necesario, por catalogarlo de alguna manera ante los prejuicios. Forest Whitaker tratando de entrar en 'La habitación del pánico'. Es lo que la limita al mismo tiempo que le da fuerza, lo que la condiciona al mismo tiempo que le da personalidad.

El buen pulso de las seis manos que mecen la cuna, la de sus tres directores conocidos profesionalmente como Moriarti, logran poner en rumbo a este navío potencialmente a la deriva y mitigar buena parte de los potenciales defectos secundarios de un relato de esta índole. Atado en corto y bajo control, siempre manteniendo una imagen de sólida y consecuente homogeneidad que aunque se haga larga, lo dicho, no se hace pesada, siendo especialmente notorio que sus numerosas elipsis rara vez sean un problema para el espectador.

Si, la película cuenta con alguna que otra inconsistencia pero el firme, contundente y sobre todo vigoroso encanto de sus muchos más y mayores aciertos los ahoga dentro de un conjunto que a la postre, una vez reposado, resulta tan notable como lo es su puesta en escena o por supuesto, la actuaciones de sus dos principales protagonistas. Lo que son, o parecen las maneras de todo un futuro recolector de Goyas... con permiso de la "otra película sobre la Guerra Civil" de Alejandro Amenábar, resuelto eso sí con más talante que dinero.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex