'Dýrið' - Era uno de los grandes títulos en la programación del festival y ha estado a la altura. Una historia sobre la pérdida y la aceptación de esta, el aferrarse a cualquier clavo ardiente y no preguntarse porque te estás quemando. El aspecto gris y triste que transmite su ambientación se disipa con el paso de los minutos para dar paso a otros sentimientos. Hay tristeza, pero también hay mucha felicidad, por momentos siendo una cinta realmente bonita y reflexiva. Pone encima de la mesa varios temas universales y los trata desde un prisma poco habitual, sin hacerse pesada ni pedante. Todo fluye. Original, valiente y con un apartado audiovisual imponente. Consigue realizar verdaderas hazañas como evitar la comedia involuntaria o que el espectador asimile la inquietud inicial y la transforme en cariño. Noomi Rapace realiza un gran trabajo con una interpretación contenida que refleja a la perfección lo que siente su personaje. Le cuesta arrancar un poco y en ciertos puntos es previsible, pero estamos ante una cinta bastante redonda, muy completa, con un gran cierre. *******

'Más allá de los dos minutos infinitos' - Una de las imprescindibles del festival. Esto lo leeréis en muchos sitios, pero es que es así: La 'One Cut of the Dead' de este año. En lo literal, no se parece en nada a aquella, pero ambas tienen el mismo espíritu. Tienes una idea extravagante pero los medios son muy limitados, así que toca darle al coco, y vaya si lo hace el equipo del film. Se las ingenian para sacar adelante una trama con alteraciones espaciotemporales en un espacio muy reducido, dándole un ritmo muy frenético e hilando todo de forma impecable. No solo consiguen llevarlo a cabo, es que además es tremendamente divertida y original, sintiéndose como algo muy fresco. El reparto tiene una gran química y todos están muy carismáticos, acabas adorándoles. Existe una pequeña trampa o recurso que se repite varias veces durante la película, algo un poco descarado, sin ser impedimento para disfrutar de ella en su totalidad. Sus 70 minutos de duración recuerdan a los 50 de 'Host', todo un acierto siendo una premisa que perdería rápido la gracia si se alargase demasiado. Imposible no enamorarse de esta joya. *******

'El páramo' - Había buenas ideas aquí y una gran premisa inicial, pero su guion es un auténtico despropósito y a su director se le nota la falta de experiencia. Con Netflix detrás produciendo la película se sabe que audiovisualmente va a cumplir unos estándares de calidad, aunque eso signifique que todas sus producciones luzcan casi idénticas. La metáfora que plantean con la amenaza que hay en el exterior tiene evidentes paralelismos con el COVID-19, pareciendo que el desarrollo va a ir por caminos interesantes. Desgraciadamente, todo lo relacionado con la amenaza termina siendo un desastre, no sabe decidirse si tirar de sugestión o de exposición y acaba siendo fallida en los dos términos. Inma Cuesta, Roberto Álamo y Asier Flores componen el escueto reparto, dando vida a una familia desestructurada y rota, que termina siendo odiosa por la sobreactuación de cada uno de ellos, especialmente el niño, con el que es imposible sentir algo de empatía. Recuerda muchísimo a las películas de J.A Bayona, pero solo tiene lo malo. ***

'La pasajera' - Se notan las ganas que hay detrás de este proyecto. Una road movie entretenida, muy orgullosa de ser española y satírica con la situación de la sociedad española actual. No es un film original, sus referencias e inspiraciones son muy descaradas, pero funciona durante casi su totalidad. Falla su último acto, alargado en exceso y mal resuelto, parece que no tenían demasiado claro cuando acabar la película. El reparto es justito, eso sí, recalcando que Ramiro Blas está enorme como el típico macho ibérico que le gusta mucho presumir de ser español. A ritmo de pasodoble se va desarrollando la trama, una sucesión de conversaciones algo traviesas y 'set-pieces' de terror. La caravana es otro personaje más, el mejor después del protagonista, le acabas cogiendo cariño y todo. Los directores se exceden usando recursos visuales, muchas veces sin demasiado sentido y simplemente porque quedan bien en pantalla. Irregular pero realizada con mucho amor por el cine de género y con momentos divertidos. *****

'Limbo' - Soporífera es el primer adjetivo que se me viene a la cabeza recordándola. Es difícil no comprarla de entrada sabiendo que es una versión asiática de 'Seven' ambientada en una China sucia y llena de basura, con una fotografía en blanco y negro. Vaya, es que es difícil encontrar elementos que combinen mejor que los mencionados. El problema viene cuando te encuentras con problemas de ritmo y de tono muy fuertes. Su ritmo lento no es sorprendente, es una cinta asiática y su género es el cine negro, pero acaba siendo un problema cuando el director no consigue encontrar una forma estimulante de desarrollar el caso sobre el que gira toda la trama. Respecto al tono, creo que se toma demasiado en serio a si misma para lo exagerada y excesiva que es en muchos tramos. Su fotografía es muy plana, desperdiciando todas las virtudes que puede tener el B&W en una película de este estilo. Los últimos 10-15 minutos son tremebundos, ojalá el resto hubiese sido similar. ****

Continuará...

Por Marc Sacristán García
@TheLebowskiMan