Capítulo V - Bufff (aka, La aventura humana acaba de comenzar)
En una edición como esta del Festival de Sitges dedicada a conmemorar el 50 aniversario de la creación cuasi religiosa de Gene Roddenberry, parecía irrechazable la oportunidad de recuperar en la gran pantalla el primer filme de la franquicia cuyos ecos, procedentes de 1979, se encuentran un poco acallados por culpa del impacto mediático de la otra gran franquicia galáctica... aunque en la sala de al lado esté el mismísimo Bruce Campbell dando una charla, quién sabe si para presentar el ahora sí que sí inminente estreno español de 'Ash vs Evil Dead'.
Admito que soy uno de los que han acudido a la proyección un poco por acudir. No he visto ninguna de las distintas series que se han hecho y nunca he sentido especial interés por la franquicia, no al menos hasta que J.J. Abrams se puso a los mandos del Enterprise. Ni mucho menos soy algo remotamente parecido a un trekkie, Dios me libre, siendo que mi recuerdo de la franquicia proviene de aquella época en la que, de jovenzuelo, simplemente veía las películas que pasaban por mis manos. Aquella maravillosa época dorada del VHS (en la que no había más que lo que había).
Pereza, la verdad, en base al recuerdo en verdad lejano de un filme muy anticuado, y por supuesto tan desfasado como para que hoy algún maleducado sin perspectiva lo confunda con lo cutre, aunque sólo sea por pura inercia por cómo han envejecido otras coetáneas. Un filme que en mi cabeza era, dicho sea las claras, más bien un tostón en el que las cosas pasaban a cámara lenta. Claro que aquel recuerdo ahora revalidado también se fundamentada en la eterna duda para con este tipo de filmes tan emblemáticos: ¿Realmente la había visto antes?
¿O es que es tan conocida que simplemente parecía cómo si ya la hubiera visto?
Ahora ya sé que la he visto, y además desde ahora lo sabre siempre. Porque las grandes experiencias que se viven en una sala de cine dejan huella. Esa es la magia del cine, la misma que nos hace recordar un partido de fútbol o un concierto de música en particular. En vivo, y aunque no sea en directo. Pasará esta edición del Festival de Sitges y tendré que hacer un auténtico esfuerzo para recordar el 50% de las películas que habré visto, puede que dentro de un año tan sólo pueda acordarme de un 5% sin recurrir a una chuleta.
Pero no me olvidaré de la experiencia de haber disfrutado de la experiencia de haber visto el 'Star Trek' de 1979 en la pantalla grande del Auditorio de Sitges. Sin ser ni lo más remotamente parecido a un trekkie, ni falta que hace. El buen cine, el que se hace con amor y no por rutina, consumismo o dinero, tiene esa magia que hace que merezca la pena... siempre. Y no digamos ya cuando es proyectado en un recinto a la altura de las circunstancias, allí dónde una pantalla de plasma no es compañía ni aún con 55 pulgas (te pongas como te pongas).
A esto venimos, y a esto seguiremos viniendo. Siempre. Porque esto es lo que somos, y esto es lo que nos gusta. Lo que nos da la vida si nos da por ponernos tiernos (o directamente, cursis). Los grandes clásicos lo son por una razón, y por esa misma razón nunca mueren: porque no pueden morir... salvo que lo hagamos nosotros. Y así esta experiencia, 37 años después de su estreno, se erige para un servidor en prácticamente la mejor proyección de lo que llevamos de festival (que ya son días). Algo que habla bien de este clásico, por más que no se haya conservado demasiado bien...
... claro que, a su vez, la gracia también está precisamente en eso, en ser un reflejo de la época que la vio nacer y cuyos fallos, a los ojos de hoy en día, y no corregidos a lo George Lucas, sirvan para hacer de ella algo aún más entrañable. Porque esa sería la palabra, entrañable. Porque a estas alturas pocos descubrirán la magia del cine a través de ella, es cierto, pero a los que ya la descubrimos hace tiempo, a los que convivimos con ella día a día, estar en una sala de cine al son de una partitura como la de Jerry Goldsmith es... bufff, la aventura de ser humano.
Larga y próspera vida (aunque sin el gesto de la mano, que a mi no me sale).
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
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