'Gangs of London' (T3) - Cuando el crimen ya no compensa

'Gangs of London' es una serie creada por Gareth Evans y su socio Matt Flannery, algo que se notaba en su primera temporada; especialmente, en su quinto episodio, sin duda el mejor (o el más impactante) de toda la serie. No por casualidad, dicho episodio lo dirigió el propio Evans. No por casualidad, el cineasta dio paso atrás en su segunda temporada...
... y eso también se notaba, por más que se hiciera cargo de ella Corin Hardy, que también estuvo muy implicado en la primera. Una segunda temporada más sólida y al mismo tiempo más equilibrada que actuaba como un eco satisfactorio de la primera por cuanto ofrecía, a grandes rasgos, más o menos lo mismo con similar autoridad y más o menos la misma eficiencia.
Al fin y al cabo Evans sólo dirigió dos episodios de su primera temporada, actuando en realidad como un reclamo cuyo ADN eso sí estaba presente (sobre todo) en unas punzantes escenas de acción que se presentan en cualquier momento y en cualquier lugar, siendo esto lo mejor y más determinante de 'Gangs of London'... eran el reclamo, lo que la impulsaba.
Y a la postre también lo que la definían, porque si bien puede que la violencia no lo sea todo, sigue siendo lo que más llama la atención. "La pluma es más poderosa que la espada sólo cuando la pluma es capaz de hacernos olvidar la brutalidad de la espada". Y es que pesar de comportarse como una serie hecha y derecha, al final terminan pesando tantas idas y venidas.
Algo aún más acusado en una tercera en la que ya no están ni Evans ni Hardy, sino el responsable de 'Project Wolf Hunting', una película "que comienza prometiendo para después ahogarse con tanta sangre falsa gratuita y personajes tan desechables. Mal desarrollada y resuelta, peor rodada y montada, es un sin sentido tosco y torpe, poco inspirado y aún menos creativo cuyas dos horas de duración se acaban haciendo pesadas, repetitivas y cansinas". Algo que parece que se ha trasladado a 'Gangs of London'...
... y a una tercera temporada que, básicamente, es un eco de un eco; o una copia de una copia en la que además, por si fuera poco ya no brillan unas escenas de acción mucho más rudimentarias, impersonales y poco inspiradas. Lo que acaba siendo también la serie en su tercera temporada: Pollos sin cabeza mareando la perdiz con alianzas frágiles e inestables.
Alianzas que van y vienen sin que importe y nos importe gran cosa de donde vienen y a donde van. Una huida hacia adelante cuyo distraído, hueco y vacío dinamismo no termina de compensar, no ya digamos aún más en esta tercera temporada a imponerse a su falta de profundidad, complejidad... o fundamento más allá de servir como mera excusa para "darse de hostias".
En esta tercera temporada el ADN de Evans, claramente, ya no está, y esos constantes momentos de "violencia" carecen de chispa, garra o nervio, llegando a ser incluso a menudo torpes, anodinos y poco emocionantes. Lo que sin su respaldo, y a falta de más argumentos, se traduce en una tercera temporada tan distraída como apática y estéril... y en una serie agotada.



