Antepenúltima jornada de este SEFF 2015.

Se va acabando, desgraciadamente, la semana y dos días más fantástica de cine para esta ciudad. Todavía quedan elementos de interés, sobre todo mañana, donde se proyectará el plato grande del festival, 'Langosta', de Giorgos Lanthimos. Notarán ustedes que en la introducción apenas se introduce, valga la redundancia, lo que ha acontecido en el día de hoy. ¿Por qué?

Pues porque ha sido un día de (una amarga) transición. Primero, porque Marco Bellocchio, en 'Blood Of My Blood', aunque suene mucho mejor al original ('Sangue del mio sangue'), ha fabricado un caldo de cultivo en la sala 1 del virus de la paranoia. Imposible racionalizar una opinión minutos después del visionado de la película. Como si fuese una adaptación personal y light, salvando las distancias, de “El Secreto de sus Ojos”, el film no concreta en su cometido narrativo y por ello desespera a su finalización.

La película, de repente, opera en un tiempo distinto al de la primera mitad de cinta pero, sorprendentemente, en el mismo espacio. Esto aleja al espectador, que se sienta amenazado ante tan enrevesada propuesta, pero luego lo rescata en un clímax muy óptimo y más que necesario. Daniele Cipri obra un trabajo de fotografía inmenso que viste a la Italia más católica en obscena y a la Italia más moderna en corrupta, todo ello con la mejor canción oída en este SEFF, una versión a piano y coral de Metallica y su “Nothing Else Matters”, que quiebra la escena desnudando todo lo que en ella sale.

La italiana marca un más que interesante en el día, pero este interesante se vuelve sofocante cuando aparece, por 3er día consecutivo Miguel Gomes y su adaptación peculiar sobre 'Las mil y una noches'. Esta vez era la clausura, el capítulo final, el volumen 3, al que llamó 'Las mil y una noches: Vol. 3, El embelesado'. Después de llamar la atención pero dejar una impresión más pobre que rica en el primer tomo y arriesgarse y ser muy feliz con el director portugués en su secuela, su final de trilogía supone la ruptura definitiva de parte de la crítica de este festival con su alternativa propuesta.

Su conclusión es un sopor absoluto, con dotes imparables de aburrir, que redunda, que se muestra incluso más insulsa de lo que de por sí es y de resultado más que mediocre. Si se presenta un metraje tan largo, la primera premisa es no generar aburrimiento y desgana, la cual Gomes, muy estrepitosamente, no cumple. 370 y poco minutos rasgando a Portugal hasta dejarla al borde de una uña del pie cansan si estos no entretienen (como en la 2ª entrega), y no vale el pretexto de que es un documental, porque no interesa y está mal montado. Hundimiento y caída, desengaño y reticencia.

Para cerrar el día, ya con la noche asfixiando con bocanadas de frío, desde Francia, ese país que tantas alegrías está brindando a este festival, se presenta Pierre Léon para introducir, proyectar y debatir sobre su última película, 'Deux Rémi, deux'. El concepto de vida tan liviano y colorido que tiene Léon recuerda al de Wes Anderson y al de Danny Boyle. Su talento sin embargo, no. La cinta, que sobrepasa por 5 minutos la hora justa de metraje, es como su protagonista; demasiado buena y demasiado formal como para intimar con ella.

El film llega, saluda con educación y encanto, invita a pasear por las calles y pisos de Burdeos y por la normal vida de Rémi, y se va sin dejar huella, olvidándose incluso en el coloquio posterior con el director, muy cortés, eso sí, y atento con las preguntas de los que sobreviven luego de la proyección. Una película musicalizada en el montaje que intenta dotarse de ritmo pero que por su naturaleza, queda en la simpatía, y nada más. Es, a buen seguro, el ratito más ameno de la duodécima edición del SEFF.

El final se acerca. Viernes y sábado y a esperar otro año para oler a festival por el C.C Nervión Plaza. Pero hay que disfrutar lo que se tiene y no dramatizar por lo que aún no se ha ido. Lanthimos y su 'Langosta' en unas horas en la sala 1, y el sábado lectura del palmarés y últimas oportunidades para ver lo que se tenga pendiente. 2 días, but nothing else matters.

That´s what I say.

Por Jesús Sánchez Aguilar
@JesAg_