Penúltima jornada del Festival de Cine Europeo de Sevilla en su edición número 21. Un viernes húmedo y ensombrecido por el invierno acechante que, no obstante, albergaba calor en forma de títulos estimulantes y que prometían emociones intensas y fuertes. La primera parada era en una de esas calles con solera de la ciudad sevillana, la Calle Amor de Dios, donde resplandece con grandes leds rojos la fachada convexa del Teatro Cervantes. Eran las 17:30, y la cita se tenía con una de esas industrias que no hacen prisioneros, la del cine noruego, y con una película de un director, Halfdan Ullmann Tøndel, con grandísimo linaje en el cine: Es el nieto de Liv Ullman e Ingmar Bergman.

La mirada adulta y formal de 'La tutoría (Armand)', que es el título de la cinta de Tøndel, hacia la sexualización de los niños estaba impresionando por lo compacta que era la película, hasta que el relato vira hacia lo onírico, y la zozobra despeina la obra. En cualquier caso, hay un elemento indivisible al ver la película: Lo excelsa que está Renate Reinsve. En una película que busca y consigue (aunque con exceso de vehemencia) tumbar los prejuicios sobre las personalidades y actitudes no normativas, Reinsve encuentra oro conjugando en su personaje el divineo, la angustia vital y la protección materna.

Un segundo acto donde lo metafórico capitaliza el relato hace titubear una más que sólida obra teatral sobre las mentiras, el trauma heredado y la responsabilidad paterna en el crecimiento infantil. Tiene algunas escenas alargadas con un propósito lírico que terminan por caer en lo sobre explicativo, también hay algunas secuencias que están por aparentar más que por aportar, y tiene el mal de muchas de las películas del género dramático: Tiene más de un final, y no elige el mejor. Aun así, el cine nórdico sigue sabiendo dejar helado con una facilidad apabullante.

De la Alameda de Hércules, el rumbo señalaba al barrio de Nervión, donde esperaba una de esas películas a las que mirar con una sonrisa por ser de viejos conocidos del SEFF. Laura Hojman, Guillermo Rojas y el equipo de Summer Films, autores de esa joya local que perdurará para siempre en las salas del festival llamada 'Una vez más', volvían al Festival de Cine Europeo de Sevilla para ponerle forma y sobre todo fondo a la figura de Agustín Gómez Arcos, dramaturgo andaluz olvidado y lastrado por la bestia del franquismo.

Revisar los graves errores en la historia de un país es, probablemente, uno de los actos patrióticos más sinceros que se pueden hacer. Eso, de una manera emocionante y ardiente, es lo que hace Laura Hojman reviviendo la vida y obra de Gómez Arcos en 'Un hombre libre'. El compromiso y mimo de Hojman visitando los parajes del talento literario de Arcos, pero sin renunciar a la firmeza de su naturaleza reivindicativa, es de una sensibilidad prodigiosa. Es una pieza que desempolva a un genio escritor, a la vez que presiona la siempre incómoda herida de la memoria.

Pero si de algo debe servir este documental es de alarma histórica, de despertador social ante nuevas llegadas del monstruo errante que es el pasado. Es un trabajo que disipa las fronteras de los tiempos y que pretende aleccionar sobre los peligros de encaminarse hacia el horizonte sin tener claro de dónde se viene. Una obra que entiende el tiempo como una sola carretera, y a Agustín Gómez Arcos como un farolista que ilumina el camino. Como magistralmente dice Alberto Conejero, "No solo hay que pasar página: También hay que leerla".

Último día de programación del Festival de Cine Europeo de Sevilla el de este sábado 16 de noviembre. Ha sido un certamen diferente, como los primeros días de una mudanza en un nuevo piso, cuando no necesariamente se está mal, pero todavía queda para sentirlo como un hogar de verdad. El tiempo y la llegada de un nuevo noviembre ayudarán a cultivar esta sensación. Mientras tanto, disfruten de la última jornada del SEFF este año, y si pueden, vayan apuntando fecha para ver 'Un hombre libre'. Solo por esta obra, renta estar ocho días asistiendo a un festival de cine.

That's what I say.

Por Jesús Sánchez Aguilar
@JesAg_