Día 7: Tenía que ser el periodismo
Los malos augurios para la jornada del jueves en Sevilla se quedaron en augurios, y salvo la vida estudiantil, que se vio frenada por un día, todo transcurrió con normalidad en la capital andaluza. Incluido el Festival de Cine Europeo de Sevilla, que completaba su 7º día de muestra y que ya se prepara para dar, en un par de días, carpetazo definitivo a su vigésimo primera edición.
El primer bocado del día transportaba al público que se daba cita en el Cine Cervantes a la década de los 60 en la extinta Checoslovaquia. Un contexto político y social de disidencia y censura era la base argumental de 'Waves', la nueva película como director del también actor checo Jirí Mádl, y enviada por la República Checa a los Oscars. La cinta estaba siendo una suculenta demostración de cómo el periodismo comprometido puede contra cualquier enemigo, pero es que su último acto es un frenético recital sobre cómo abordar y bordar el thriller político. La 'Argo' checoslovaca, el misil de este SEFF.
La invasión de Checoslovaquia por parte del Pacto de Varsovia es usada por el director (y también guionista aquí) para explorar cómo sienta esta situación en la redacción de una radio y para, con el cuidado de Thomas McCarthy y la fiereza de Ben Affleck o Paul Greengrass, dignificar la figura del periodista. La película transita por el género periodístico con sus códigos habituales: Ética, trincherismo, represión y libertad de expresión. Es pasada la hora cuando el ritmo cambia, lo político asfixia y el relato pone velocidad crucero, rozando lo brillante. Ojalá los Oscar sepan descubrirla y valorarla.
El Cine Avenida acogía la proyección a las 21:00 de una de las cintas más interesantes de una de las nuevas secciones de este SEFF, que lleva el nombre de Rampa. Se trataba de 'Bring Them Down', la ópera prima del irlandés Christopher Andrews, y el reparto estaba capitaneado por dos nombres que simbolizan parte de la nueva cara de Hollywood: Christopher Abbot y Barry Keoghan. La historia sitúa a dos familias de pastores de la Irlanda agreste, vinculadas por un trauma generacional, y con la crianza de carneros como punto de partida sobre el que pivotará el relato.
Había una suerte de 'As Bestas' en la primera hora de la película que prometía detonar en alto esa diabólica escalada de violencia. Hasta que Christopher Andrews descubre sus verdaderas intenciones y el Rashomon de su narración apaga toda la fuerza que cargaba la obra. De ser un inhóspito, desagradable e incluso aberrante thriller rural, a revelarse como un TAC narrativo sobre el sufrir y el cómo hacer sufrir. Mejor Christopher Abbot en su dualidad de hombre acosado/salvaje que un Barry Keoghan que ya ha hecho este tipo de personaje errante antes. Queda un "lo que pudo ser" más agrio que dulce, algo tan habitual en este festival que solo genera una leve resignación.
Dos días y esta edición del SEFF será historia, pero que no cundan ni el pánico ni la pena. Todavía quedan películas de un atractivo indudable (algunas, incluso favoritas para alzarse con el Giraldillo de Oro, como la animada 'Flow, un mundo que salvar'), y sobre todo hay tiempo para descubrir sorpresas, joyas o maravillas que solo un festival de cine, en su coqueta, exquisita y autónoma forma, son capaces de generar. Hay que ser pacientes y perseverantes. Si algunos han esperado al gran Jeremy Irons hasta hoy jueves, ¿qué más da esperar un par de días más?
That's what I say.
Por Jesús Sánchez Aguilar
@JesAg_
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