Día 5: Del nervio a la pausa
El final del quinto día de este Festival de Cine Europeo de Sevilla significa que el certamen se encuentra en su ecuador. Esto siempre deja a los asistentes al SEFF en un estado de rara intranquilidad, pues sienten que queda mucho, a la vez que poco para que termine el festival; como ese tópico de ver el vaso medio lleno o medio vacío. En este caso, es recomendable verlo medio vacío y pensar en que queda un buen trecho para llenarlo, o lo que es lo mismo, que quedan todavía películas por ver que pueden redondear un SEFF estupendo.
Algo así pretende la última película de un viejo conocido del festival, el francés Jacques Audiard, quien abrió el SEFF en 2021 con su anterior trabajo, 'Paris, Distrito 13'. Tres años después, el cineasta parisino regresa al festival sevillano para presentar la que ya es una de las películas potentes de la temporada de premios: 'Emilia Pérez'. Qué obra más radiante y explosiva, plena de energía y fina en el dinamismo entre géneros que tiene su propuesta. No se podía hacer una obra así sin un director multidisciplinar, que es justo lo que Jacques Audiard demuestra aquí que es.
Un musical colorido y vivaz, un drama romántico romeojulietesco, una tragedia griega, una rotunda denuncia contra la criminalidad en México y un amago de la Sicario de Villeneuve. Todo eso es 'Emilia Pérez', aunque el ser tan nómada a nivel narrativo no la deje nunca reposar ni acomodarse para su regusto. Resulta entendible, pero también bastante injusto, el ex aequo actoral dado en Cannes al reparto femenino de la película, básicamente porque Zoe Saldaña está varios (muchos) escalones por encima de sus compañeras de elenco. Actuación enérgica, briosa y de puro carácter latino que devora la luz refrescante que aporta Karla Sofía Gascón y la actuación más sincera y talentosa de Selena Gómez en toda su carrera.
Cerraba la jornada una de esas películas que son protegidas a toda costa por la crítica y que son el culto al que reza la cinefilia más devota y exquisita. La joven cineasta india Payal Kapadia presentaba 'La luz que imaginamos', brillante ganadora del Gran Premio del Jurado en el pasado Festival de Cannes, en la que era la primera película india en competir en La Croisette en 30 años. La melancolía con la que Payal Kapadia estudia a sus personajes en la película es, a su misma vez, la bendición y la condena de la misma. Esa calma tan poética hablando del amor, de la existencia y del hogar resulta o cautivadora, o plomiza.
De tono parsimonioso y de íntima narrativa, la película contempla la vida de dos enfermeras de Bombay y la representación sentimental que hace cada una del amor. Tanto la prohibida, pasional y jovial, como la distante, sufrida y nostálgica. Se entrará de manera distinguida si se abraza ese cine de pausas y de plano que respira, de alma por encima de piel. Costará acceder a ella si su indiscutible lirismo pesa más que alivia, hasta el punto de rechazar su amago de realismo mágico en el clímax de la cinta.
El SEFF se encarama hacia su 6ª jornada, y aunque ya hayan desfilado por el festival los últimos trabajos de nombres como Andrea Arnold, Jacques Audiard o Mohammad Rasoulof, queda bastante y bueno por ver. Y no por una cuestión de pedigrí o de nombres llamativos (que sería maravilloso; es absurdo negarlo), sino porque si algo tiene este festival, es su capacidad de resaltar joyas absolutamente inesperadas. Hay que perseverar y seguir asistiendo a proyecciones, pues el que espera será recompensado. Son muchos SEFF ya a las espaldas: presten atención y hagan caso.
That's what I say.
Por Jesús Sánchez Aguilar
@JesAg_
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