Día 1: Somos los que somos, y estamos los que estamos.
Con una edición reducida y sin palmarés, la vigésima edición del SEFF arrancaba hoy con una programación un poco cogida con pinzas pero que sabe a gloria después del ostracismo cultural al que prácticamente se abandonó el festival por parte de las instituciones competentes. El 20º aniversario del Festival de Cine Europeo de Sevilla no se presenta como debería siendo la efeméride que es, pero como se suele decir, "somos los que somos y estamos los que estamos".
La primera película que el SEFF presentaba en su primer día (a la que se podría calificar como la oficiosa película inaugural) venía de Argentina, y tenía por título 'Felipe', una película en la que su director, Federico Schmukler, propone un interesante contraste, liberando una pequeña anarquía en forma de rebeldía juvenil dentro de un cosmos de caos como produjo el famoso Corralito argentino en 2001. Esas pequeñas guerras ocultas en una crisis le sirven a Schmukler para hablar sobre las familias disfuncionales, la desigualdad de clases y el amor de verano, firmando un cuadro que titubea en su discurso social pero que tiene cierta mano en el tratado de relaciones humanas. Una ópera prima que decora la falta de película inaugural.
Una de las carencias de este año es que hay días donde el segundo pase de la mañana ha sido removido. En el día de hoy sí que había sesión, pero tremenda golfada la de poner a las 11:15 una película como 'Splendid Hotel: Rimbaud en África'. La transgresora y rupturista poesía del autor Arthur Rimbaud colapsa de bruces con la inaguantable irreverencia formal del director Pedro Aguilera. Tendrá su público, pero no hay por dónde cogerla, ni aunque se tome en serio. Siempre hay una escena de una película que, más o menos, representa toda la obra. Aquí hay una donde la intensidad es tal que de repente la cinta ha pasado de ser una traslación provocativa y cuasi documental de una biografía, a un show digno del mismo Benny Hill.
La última película de la jornada era un título suculento de la Sección Oficial del festival. El cineasta francés Bertrand Bonello, uno de los realizadores habituales del certamen casi siempre que trae un nuevo trabajo ('Saint Laurent' o 'Nocturama'), presentaba una distopía romántica con Léa Seydoux y George McKay como cabezas del reparto titulada 'La Bête'. La película se desequilibra muchas veces en su carga contra la inteligencia artificial, especialmente cuando Bonello narra mirando la brújula del tiempo creyéndose Nolan, pero la película tiene una mano que siempre impide que caiga: la de Léa Seydoux.
A un personaje con muchas capas, con distintos cambios de apariencia y ubicado en tres épocas distintas como su Gabrielle, Seydoux consigue sacarle más punta hasta adueñarse del pulso emocional que el relato intenta sesgar desde su argumento. Ella y la volubilidad de Bonello con la cámara (aquí siempre a favor de obra) son lo mejor de una película que acucia una duración exagerada, un desarrollo difuso donde no queda claro si Bonello quiere torturar, culpabilizar o aliviar a sus personajes y un ritmo irregular debido a decisiones en montaje que terminan siendo pretenciosas.
El primer día del SEFF 2023 ya está consumido y este año no habrá un segundo viernes. La edición terminará el próximo miércoles 29, por lo que se antoja fundamental aprovechar los pocos pases de los títulos agenciados por el festival para poder acumular un número interesante de películas vistas y provocar ruido en torno a un enclave necesitado de protagonismo, publicidad y apoyo. Desde esta humilde trinchera periodística se sigue fabricando opinión cada día de cada edición nueva del SEFF que se presente. No cabe otra, no se escucha y se sigue. A por el sábado.
That's what I say.
Por Jesús Sánchez Aguilar
@JesAg_
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