Capítulo III - Sexo y paranoia
Apuntar hacia arriba, o apuntar alto. Eso es lo que intenta sin duda la también sin duda "polémica" 'Eva no duerme', de Pablo Agüero, una circunvalación estética alrededor de la figura de Eva Perón dividida en tres historietas independientes a lo 'Malditos bastardos'.
Una gozada a nivel plástico ya desde su soberbio plano de apertura en cuya vertiente argumental, dramática e incluso moral no obstante no acaba de encontrar el correspondiente respaldo necesario. Fríamente, y sin motivos personales, una obra para dejarse llevar por la belleza de su fastuosa puesta en escena de tal vez un limitado alcance social, pero técnicamente irreprochable.
Mucho más "social" resulta 'Hitchcock/Truffaut', transliteración del libro escrito por el segundo sobre el primero en 1966. Relativamente incomprensible que no se ceda toda la responsabilidad a la palabra de ambos realizadores: sus conversaciones son tan poderosas que ni requieren, ni necesitan de explicaciones "que ensucien" el contenido, ni aún que sea por parte de, entre otros, mi venerado David Fincher.
En vez de apuntar hacia un documental del estilo a 'Habitación 237', Kent Jones apuesta por un formato tradicional que no explota el potencial de un personaje excepcional, y que como obra en sí misma no destaca por nada en particular. Ahora bien, hablamos de cine, hablamos de un festival, hablamos de Hitch. Un éxito asegurado aunque el placer apunte hacia abajo y se quede un tanto a la sombra del genio.
Apuntar hacia arriba, o apuntar alto: apuesto a que nueve de cada diez comentarios sobre 'High Rise' incluyen la obligada (y facilísima) referencia a 'Snowpiercer', con el Stanley Kubrick de 'La naranja mecánica' como el plan B (de los algo más adultos). Y es que si esto fuera Hollywood y tuviésemos que vender el proyecto, lo haríamos con un "es Snowpiercer en un rascacielos" dirigida por un británico. Y así es, nada no obstante que no estuviera ya presente en la novela original de J.G. Ballard a la que Ben Wheatley sobrevive con una entereza encomiable (y un uso superlativo de la banda sonora).
Entre lo lisérgico y lo grotesco, la paranoia y lo demencial, tras el traspiés de 'A Field in England' Wheatley se reencuentra (y nos reencuentra) con esta alegoría sociopolítica entre la sátira punk y la distopía barroca tan, tan excesiva como subyugante. Literalmente, Wheatley coge el toro por los cuernos, y presenta un relato osado, intrépido, excitante... ¿y temible? Su contexto escasamente realista requiere de una poca de voluntad, cierto, pero si se consigue "entrar" en el edificio puede ser toda una experiencia religiosa la que crezca en tu interior.
Más claro agua, uno de los filmes de culto instantáneo de este 2015. Generará pasiones a favor y en contra y mil y una discusiones de barra de bar a la vera de un montadico y una caña, y todo, por encontrarse en ese punto exacto entre la genialidad y la tomadura de pelo que no admite neutralidad. Por encontrarse en ese punto exacto en el que los amantes del cine encontramos una razón para ser... nos guste, o no, nos convenza o nos repela.
Continuará...
Por Juan Pairet Iglesias
Era complicado hacer un top 3 con lo que había visto... y si bien la película no me entusiasmó, si es cierto que le veo futuro a Philippe Lesage.
De la sección oficial sólo me gustó menos Eva no duerme.