Cogiendo ritmo (y afición)
Vía El Séptimo Arte
por wanchope 05 de junio de 2013
Multiplicamos por dos para empezar a coger algo ya de ritmo, se agradece, en esta 2ª jornada marcada por la presencia de Natalie Dormer, alias Margaery Tyrell en la indispensable 'Juego de tronos', quien se ha dejado caer por el Palafox para levantar un gran revuelo de paso que, ya que su rubia melena estaba por ahí, presentar el 9º episodio de la 3ª temporada ante una sala a buen seguro repleta de fans.
Y es que algún motivo tenía que haber para que en el hall del cine se encontrase una replica del icónico Trono de Hierro, el cual además me ha proporcionado el que ha sido el chascarrillo más gracioso del día (o de la semana), cuando a mi lado alguien ha sugerido que ese era el trono de Viggo Mortensen al final de 'El retorno del Rey'... Si no lo cuento, reviento. Todos tenemos nuestros momentos.
No obstante, me disculpen, un servidor se ha ausentado de tal evento -gratuito, por cierto- para centrarse en aquello que tardará algún tiempo más en estar disponible para el resto de los residentes del lugar... quién sabe, puede que incluso por desgracia tanto tiempo que siquiera llegue a estarlo (no al menos como Dios manda, que nos conocemos). No hay mal que por bien no venga, y en el caso de la primera película del día eso, posiblemente, no sea una mala noticia (aunque esté mal decirlo, vaya).Puestos a escoger siempre empezar mejor por lo peor. Y en este caso lo peor responde al nombre de 'Under the Bed', aburridísimo relato suponemos que de terror que es preferible evitar, salvo si la valeriana no ha hecho efecto y no se tiene a mano una de Terrence Malick. Aparentemente pretende evocar a las simpáticas producciones de serie B de los años 80, cintas del estilo a 'Noche de miedo' y 'House, una casa alucinante' con las que gente como el futuro homenajeado Joe Dante hicieron carrera mezclando humor, algo de terror y mucho desparpajo. Repito, aparentemente.
Sin embargo y lejos de resultar, en alguna manera, simpática la producción se torna en molesta por, precisamente, su absoluta falta de humor (y de sentido común). Entre eso y lo mal desarrollado que está un argumento de lo más inverosímil y anacrónico, el también director del igualmente funcional remake de ‘Noche de Paz, Noche de Muerte’, Steven C. Miller, ofrece un filme tan bajo de mínimos como de presupuesto, una especie de reverso obtuso y muy perraco del 'The Hole' del citado Joe Dante que concluye, además, con un clímax sencillamente ridículo, torpe e innecesariamente sangriento para lo que, hasta ese momento, parecía un filme digno de la sobremesa del algún canal local.
Después de esto difícil era que lo que viniese a continuación no fuera capaz cuanto menos de mantenernos despiertos. Y así ha sido gracias a una película cuya narrativa, casualidades, también remite a los 80 de forma directa si bien su temática es más actual que nunca, la del llamado torture porn, en este caso con una vocación más dramática que escatológica. Hablamos de 'In the House of Flies', en donde una joven pareja es encerrada por alguien que responde a la voz (y sólo a la voz) de Henry Rollins, sin saber por qué, en el sótano de una casa situada en ninguna parte. Un filme más de intenciones que de realidades, irregular en una dinámica que no termina de asentarse a tiempo completo y que alterna grandes momentos, algunos realmente turbadores, con otros que no lo son tanto. Un ir y venir continuo con el que poner a prueba la paciencia de un espectador al que le costará tiempo, mucho, saber de que va todo... si es que se entera.
Ya sea en parte por la quebraba estructura argumental de la cinta; ya sea en parte por la ausencia de dos intérpretes con algo más de credibilidad; ya sea por el abuso desmedido -y cansino- de los fundidos a negro; o ya sea porque una idea tan gratuita parece fruto de un mero capricho sin trascendencia, lo cierto es que este apreciable e interesante filme de Gabriel Carrer se torna como relativamente fallido, principalmente por no reafirmar el potencial de inquietud que se puede apreciar en determinadas secuencias. El filme distrae, pero no impacta, y aunque a ratos consigue transmitir verdadera tensión no logra que el desasosiego nos acompañe, ni mucho menos durante unos títulos de crédito a los que preceden uno de los epílogos más imprescindibles (y anticlimáticos) que recuerdan un servidor.
Bastante más interesante ha resultado ser el futuro filme de culto -me la juego, lo admito- que se esconde bajo el título de 'Jug Face', extrañísimo drama escrito y dirigido por norteamericano Chad Crawford Kinkle, y que comparte no pocos elementos con el citado filme de Gabriel Carrer, entre ellos remitir a tiempos algo más lejanos (en este caso los años 70). Protagonizada por una Lauren Ashley Carter que continuamente recuerda a Kristen Stewart, comentario de obligada escritura -aunque eso no juegue en su contra-,'Jug Face' es en verdad un -poderoso- drama que se vale de algunos elementos fantásticos para hablar un poco de todo, así, como quien no quiere la cosa. Un filme tan curioso como desconcertante por momentos, capaz de narrar con habilidad un argumento que tal cual pueda ser recitado suena sumamente absurdo... sin que lo parezca. O sin que nos importe.
Y en parte lo es, pero en parte ahí es donde se encuentra la gracia de un filme, en suma, distinto e imprevisible... y que dentro de lo que puede ser la programación de un festival cuenta con argumentos, de sobra, como para llegar a la línea de meta estando entre los destacados del mismo (ya sea para bien o para mal, ojo). Eso no quiere decir que sea un filme perfecto, ni mucho menos: sin ir más lejos su visualización de los elementos fantásticos deja mucho que desear, tanto que chirrían sobremanera, mientras que la falta de una mínima explicación del por qué un agujero en mitad de un bosque posee, digamos, tales aptitudes dejan algo coja su formulación. Pecata Minuta. Más allá de momentos puntuales este filme del desde ya prometedor Crawford Kinkle, una vez reposado con la almohada -algo que me he visto obligado para escribir estas líneas- ofrece un resultado extrañamente sugerente, una sensación que tal vez, es posible, sea superior a sus méritos en verdad, pero que dentro del maremagnum que es un festival se agradece por cuanto le permite sobresalir de entre toda la morralla. Y por méritos propios.
Y tras dos filmes "incómodos" tocaba cerrar el día con algo más ligero, mucho más ligero: 'Stitches', el clásico slasher que no puede faltar en todo festival que se precie en el que un payaso, interpretado por el cómico Ross Noble, regresa de entre los muertos para vengarse del grupo de niños ahora ya adolescentes que, accidentalmente, causaron su muerte. Algo así como lo que es el 'Hatchet' de Adam Green, un slasher de relleno tan estúpido como pasable por cuanto no se toma en serio, ni de casualidad, a sí mismo, lo que permite que su irrelevancia pueda ser divertida si nos la tomamos como lo que es, una broma sin oficio ni beneficio.
Un filme del montón propicio para rellenar la programación de cualquier festival de corte fantástico, donde sus ocasionales - y brutales- momentos sanguinolentos serán tan aplaudidos como lo eran los goles de Falcao en el Vicente Calderón. Eran. Porque una vez vista... poco más se puede decir, un filme para disfrutar en unas condiciones adecuadas que hagan de él algo disfrutable.
To be continued...
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Good work, tiu!
Toma buena nota... especialmente para ver "en familia", ya sabes. Y lo de la birra es que, en verdad, es multiusos.