Amanece, que no es poco
Vía El Séptimo Arte
por wanchope 04 de junio de 2013
Y por fin, comenzó. Muchos eramos los que, desde que el pasado mes de diciembre se diera a conocer su existencia, teníamos el día de ayer enmarcado dentro de nuestro calendario. Un día para la esperanza, un día para la ilusión... y el primer día de otros muchos, esperemos que de cuantos más mejor. Porque su suerte será la nuestra, como se suele decir en estos casos. Y además de verdad.
De momento serán seis días durante los cuales tendremos la oportunidad de presumir en Madrid de algo que hacia mucho que no teníamos en la ciudad en la que se supone tenemos de todo, tanto que un servidor de memoria aún joven como la mía no recuerda siquiera si es que alguna vez alguna vez lo tuvimos, siendo la Muestra SyFy lo más cercano que hemos estado de Sitges en los últimos años.
Un pequeño paso para el hombre... ¿un gran paso para los madrileños? Ayer era el día de la puesta de largo de Nocturna 2013, o lo que es lo mismo, de la 1ª edición del Festival Internacional de Cine Fantástico de Madrid. Ningún principio es fácil o sencillo, y menos en los tiempos que corren donde sumirse en una aventura de estas características puede considerarse toda una temeridad. Puede, y de hecho lo es, si bien es una temeridad tan digna de admiración como de agradecer.Este primer día en el que aún todos somos novatos, tanto a este como al otro lado, ha tenido un poco de todo, por aquello de hacer de la vida de todos un poco más interesante. Ya se sabe, cosas del directo... benditas cosas del directo, si bien este tipo de detalles poco importan cuando de buen cine se trata. O cuando simplemente se trata de cine, que en estos festivales cuanto peor se ponga la cosa, pues casi mejor: más cosas que contar.
Tras una mañana marcada por la pertinente rueda de prensa, en la que con muy buenas intenciones Luis M. Rosales y José Luis Alemán (director de 'La Herencia Valdemar') han dado a conocer de qué va todo esto, a primera hora de la tarde tocaba pasar de las palabras a los hechos. La encargada de abrir la veda ha sido 'Home Sweet Home'... bueno, en verdad, lo ha sido 'Cold Turkey'. Primer punto a favor del certamen: a falta de más horas del día de las que disponer para el libre albedrío, a todas las proyecciones les acompaña un cortometraje. Por norma. Así pues este perturbador e interesante cortometraje islandés sobre el intento, en la actualidad, de un caníbal por dejar de ser un caníbal, básicamente por miedo a quedarse sin vecinos (o alimento), ha sido lo primero que se pudo ver ayer en el emblemático Palafox madrileño, lo primero que Nocturna nos ha ofrecido en su brevísima historia.
Una vez abierto el apetito, el plato principal. 'Home Sweet Home' es el segundo trabajo del francés David Morlet ('Mutants'), un thriller bastante logrado a mitad de camino entre 'Funny Games' y 'Secuestrados' que hace gala de una puesta en escena exquisita. De hecho, y como ocurre con el citado filme de Miguel Ángel Vivas, gran parte del mérito de este buen filme se sustenta, sencillamente, en el tempo narrativo que esgrime Morlet para compensar su relativa falta de originalidad, capaz de con muy poco transmitir una sensación constante de tensión, todo ello además sin necesidad de recurrir al consabido juego de sombras, haciendo que la casa que acoge la acción irradie un tono amable que contrasta con la brutalidad de lo que se narra. Un tercer acto un tanto forzado disminuye algo el impacto de una primera hora excelente, si bien tiene su encanto como reverso mass media del icónico filme de Haneke.
A continuación era el turno de 'Meteletsa, Winter of the Dead', una de zombis a la rusa... cuyo visionado se ha interrumpido a los cinco minutos de proyección debido a un fallo técnico que, tras unos minutos de incertidumbre, ha obligado a aplazar su visionado hasta esta misma madrugada, algo que sin duda ha beneficiado a la cercana Sureña a donde hemos ido a esperar la mayoría, quien sabe si para entre botijo y botijo olvidar el olvidable cortometraje que se esconde bajo el título de 'L'Héritage'... la alternativa hubiera sido colarse en la otra sala a ver 'Toad Road', si bien los responsables de la programación han tenido el mal ojo de calcular los horarios para que sea muy complicado alternar los pases entre ambas salas, por lo que la opción se ha descartado. Mejor, según mi hermano lo que me perdí fue "una basura. La Bruja de Blair metida en drogas... No me gustó nada, me pareció bastante estúpida y el montaje una chorrada, con escenas sin sentido intercaladas a toda velocidad...". Pues eso, que parece que esta proyección no mejoró prácticamente en nada ni a la que le precedía, 'Easton's Article', ni a la que le seguía, 'A Little Bit Zombie', de las que a través de referencias externas no nos llegan comentarios particularmente halagüeños... y hasta aquí puedo leer.
Unas cuantas cervezas después... es cuando llega el que se supone es el gran momento del primer día, el primer lleno, y también el primer gran ambiente sociofestivo: la proyección de la película inaugural. Sí, en verdad no es la primera en proyectarse, pero es una de esas cosas que tienen en ocasiones los festivales. Actores disfrazados animando a los asistentes, presentación oficial, un acertado homenaje a los caídos (con especial atención a Ray Harryhausen), la entrega a Samuel Hadida del primer Maestros del Fantástico, el premio honorífico de Nocturna (que viene a ser un excelente busto de Ktulu que, sinceramente, dan ganas de tener en casa), el aburrido y absurdo cortometraje español 'Al otro lado'... y ya, comenzando con la película inaugural, 'Silent Hill: Revelation 3D'.
Como suele ocurrir con la mayoría de las películas inaugurales se trata particularmente de llamar la atención, no tanto de calidad. Y así es, la secuela de 'Silent Hill' no es una buena película pero sí hace gala de algo muy importante, repetimos, sabe llamar la atención. Su potente iconografía, su buen acabado visual, su ritmo trepidante y un 3D bastante decente hacen de ella un filme interesante, tal vez demasiado estúpido y carente de suspense en su efectismo barato, pero siempre entretenido por culpa de su descarado y continuo sin sentido que uno nunca sabe hacia donde va a ir... quizá porque, salvo para recorrer los distintos niveles del videojuego, ni ella misma sepa de qué va. En realidad, lo que vendría a ser una especie de versión estilizada y sin corregir de la primera entrega, tal vez más directa y menos condescendiente para con el medio cinematográfico, pero en la que la ausencia de un mando al que agarrarse igualmente se nota bastante, especialmente, en su incapacidad para provocar alguna emoción realmente reseñable. Y posiblemente para mal, si bien la pantalla grande realza la experiencia como para que sólo importe lo justo e (in)necesario.
En fin, una buena primera jornada para abrir boca. To be continued...
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Good work, tiu!
Toma buena nota... especialmente para ver "en familia", ya sabes. Y lo de la birra es que, en verdad, es multiusos.