'Gabrielle' es una joven con un ligero retraso mental, que vive en una residencia y que tiene bastante talento para la música. Al enamorarse de Martín, un joven con la misma discapacidad, se descubre en la disyuntiva de tener que aceptar que su amor y deseo sexual se vean coartados por las reglas de la sociedad, o de poder establecer una lucha por ser reconocida por el mundo como una mujer autosuficiente.

Y 'Gabrielle', de Louise Archambault, en un mundo tan idílico como el que nos vende Coca-Cola en el ya cansino spot de antes de cada proyección, puede funcionar por más que sea un filme demasiado básico que sufre a su vez, y sea dicho sin acritud o mala leche, de un pequeño retraso. Un filme correctamente inocuo, corriente, convencional, que dice poco que no quede dicho en su sinopsis, y cuyo mensaje pretendidamente alegre desfallece dentro de un discurso superficial y tosco.

Mucho mejor, en forma y contenido, resulta 'Donsajni (The Don Juans)', la cual eso sí no viene firmada ni por un debutante ni por un cualquiera, Jirí Menzel. Un filme un tanto deslavazado y errático, descompensado, pero que aún así ofrece una buena farsa en torno a la parte menos glamurosa de la ópera que alegra tanto el día como el oído. Divertida a pesar de sus inconsistencias, y efectiva a pesar de su palpable imperfección, un filme que recuerda en cierto sentido a Woody Allen pero matizado a través de la óptica, siempre alegre y jovial, de este director checo ganador del Oscar.Y alegre pretende ser, no cabe duda, el despropósito mayúsculo al que responde la española 'Blockbuster', una producción de apariencia y maneras muy por debajo de lo amateur realmente mala, mala, mala, mala... y así hasta pronunciarlo 107 veces, o más si hace falta. Vergonzosa su presencia en cualquier certamen, insultante su presencia en la Sección Oficial; una producción lamentable sin credibilidad alguna, totalmente acartonada e inconexa y que esgrime primerísimos planos de un fugaz Fernando Esteso como recurso lacrimógeno, siendo tan desconcertante como surrealista su acumulación sin sentido (ni fortuna) de guiños y momentos supuestamente cinematográficos. De lo peor que han visto estos ojos a los que tanto cariño les tengo...

Menos mal que la moral sube rápidamente gracias a 'Uma História de Amor e Fúria', cinta de animación brasileña que esgrime muy bien las cualidades que adornan su título, el amor como sustento y la furia como padrina de su puesta en escena. Un filme con ecos a 'El atlas de las nubes' y 'La fuente de la vida' que por desgracia sabe a poco, dado que se hace notar para mal una duración que apenas supera los 65 minutos. O echar un polvo a medias. Esta circunstancia deja un poco apagado el entusiasmo que despierta el agresivo trazo de sus dibujos, de una energía digna de enmarcar. No por casualidad se encuentra entre las posibles nominadas al Oscar, en donde no es descartable que meta la cabeza si, cosa difícil, se obvia su contenido no apto para ese público familiar y/o tradicional del cine de animación.

Bastante menos provocativa resulta 'Pluto', con la que su director debutante, Shin Su-won, nos introduce en el duro, competitivo y cuestionable mundo de la educación secundaria de Corea del Sur. Y ríete tú de la LOGSE, o lo que sea que esté ahora. Si 'Uma História de Amor e Fúria' sabía a poco 'Pluto' sabe a demasiado, adoleciendo tal cual del problema opuesto: su evidente exceso de metraje en base a lo que cuenta, lo que repercute en un ritmo tan templado y exento de tensión que el riesgo de fractura es constante. Contado en veinte minutos menos, de forma más intensa y directa, y con una mayor conciencia de género, el resultado podría haber sido bastante más satisfactorio. Cuestión de cultura, tal vez: la atmósfera malsana, molesta, incómoda la tiene, pero carece de impacto o empatía como para que nos importe algo quién sea quién.

Todo lo contrario que la última propuesta del día, 'I Am a Ghost', un filme sencillamente... curioso. Tiene impacto, y tiene interés, y sobre todo personalidad, ya le venga de serie a su director debutante, otro más, o ya venga condicionado por la evidente falta de recursos. Un filme loable, capaz de con muy poco lograr un resultado bastante sugerente y que mantiene el interés durante sus escasos 75 minutos de duración: ni mucho ni poco, lo justo. Más allá de incitar a comer huevos fritos acto seguido este reverso "artístico" del 'Haunter' de Natali es el filme idóneo para despedir una jornada con la promesa, siempre necesaria, de que nunca es tarde para poder encontrar algo "distinto". Sólo eso ya es un logro.

Continuará.

Por Juan Pairet Iglesias

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