Tan revuelto se ha levantado el día que a muchos no nos ha hecho falta despertador, que el vendaval de ventana para fuera se ha bastado. Quizá este clima revuelto ayudaba a pensar que, tras sus primeros compases, 'Les Apaches' sería el clásico drama de fuerte (y rancio) cometido social. Sin embargo, y sin dejar de lado dicha e inherente membresía social, el filme del debutante Thierry de Peretti sorprende al alejarse de este camino en apariencia tan definido.

Lo cierto es que el filme nunca llega a explotar sus posibilidades, y aunque elaborado con mucha corrección sus intenciones quedan en un punto algo intermedio, apreciable eso sí, siendo sus mejores armas tanto la credibilidad que respiran las interpretaciones de sus protagonistas como la falta de un mensaje moral claro, como bien expresa un último plano bastante llamativo que cede la responsabilidad al espectador.

Tampoco ha logrado ponernos "del revés" el anime japonés 'Patema Inverted', suerte de versión animada de 'Un amor entre dos mundos' que, al igual que esta, antepone el amor a la ciencia-ficción y sugiere más que concreta. Un ritmo demasiado laxo y un tono un tanto moñas debilitan el poder conceptual de una propuesta a medio gas e irregular, y que desaprovecha un diseño de producción con infinidad de posibilidades.Durante esta última proyección, por cierto, y en una de esas anécdotas que hay que contar sí o sí, un sujeto que ha sido bautizado como Ronquiditos nos ha amenizado con sus ronquidos, siendo que cuando algún que otro pobre espectador, con toda su buena intención (y nombre del resto de los allí presentes), ha acudido a avisarle de tal circunstancia ha sido enviado dicho sea de forma vulgar a la mierda, y advertido de que si no les gusta que no fueran al cine... olé tus huevos. Ronquiditos, el nacimiento de una leyenda. Mañana, por favor, vuelve.

En fin, que retomando el pulso al Festival tocaba echarle el ojo a uno de los para un servidor platos fuertes, el nuevo filme de Asghar Farhadi. 'Le Passé' es su título, y con ella Farhadi no entusiasma... pero tampoco decepciona, ofreciendo un trabajo que a diferencia de su anterior 'Nader y Simin, una separación', en cuya sombra parece que se oculta, resulta menos fluido y natural, y por ende menos redondo. El resultado, aunque en apariencia tan calculado que parezca de manual, sigue siendo prácticamente igual de apreciable, especialmente gracias a la habilidad del director para mantener siempre el control tanto de la historia como de los personajes, si bien esta bola de nieve repleta de revelaciones con mucho margen para la duda no arrolla como para que las emociones, como si ocurría con sus dos anteriores filmes, nos inquieten más que lo justo. En cualquier caso, ojalá todas las "decepciones" fueran tan satisfactorias.

A continuación una especie de western, 'My Sweet Pepperland', que perfectamente podría pasar por ser "una de Charles Bronson" ambientada en medio de ninguna parte del Kurdistán y con acento. Un filme algo tosco y muy de la era dorada del VHS, en dónde presentado el conflicto a los 20 minutos todo lo demás viene a ser, para entendernos, una repetición tras otra de una misma escena hasta que al final muere quien tiene que morir. Lo mejor, junto con los parecidos razonables que sugiere con versiones iraquies de Inma Cuesta o Sacha Baron Cohen, el paisaje de fondo y el como la cámara, a través de un buen trabajo de fotografía, lo realza. Por lo demás muy rancia y predecible, ni con la excusa del exotismo llega al aprobado.

Y también un buen trabajo de fotografía es el que presente el colofón de una jornada, recordemos, marcada inexorablemente por el nacimiento de esa criatura diabólica conocida como Ronquiditos. Este podría haber sido el protagonista de la llamativa 'Halley', curioso y muy arriesgado relato en torno a la temática zombie que, alejada del cine de terror convencional, resulta turbador e inquietante por momentos. Un filme, sin duda, que con un tono muy contemplativo y ausencia prácticamente total de sangre pondrá a prueba la paciencia del espectador, especialmente del poco habituado a modelos de cine alejados de lo convencional, y que a pesar de la falta de credibilidad de algunos de sus pasajes resulta muy sugerente, especialmente gracias a una fotografía tan artificiosa como perturbadora.

Continuará.

Por Juan Pairet Iglesias

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