'The Brutalist' - El brutalista y la bestia
'The Brutalist' es algo así como la antítesis del 'Megalópolis' de Coppola. Una gran y épica producción a lo 'Érase una vez en América' con un arquitecto en vez de un mafioso a la que la falta de medios le ha empujado al minimalismo y a centrarse en acunar en todo momento lo importante: una historia. Sin tonterías, distracciones ni autofelaciones (a pesar de su extensa duración). Lo que le falta a la película de Coppola, corrompido tal vez por el libertinaje de no tener que apretarse el cinturón y querer poner sus huevazos sobre la mesa del comedor.
Corbet, por contra, se doblega y postra a los pies del poderío inherente, preeminente y controvertido de la historia y de los personajes (no reales) de László Toth y Harrison Lee Van Buren para explorar, con expansiva concreción, cómo la experiencia vital e inmigrante se refleja en la artística, la influencia que el sistema de mecenazgo puede tener sobre un artista y su visión, el devastador alcance de los excesos más atroces del capitalismo, o el miedo arraigado en un refugiado marcado por un pasado y una tierra de la que ha sido despojado.
Apoyada en un inteligente diseño de producción y una hábil dirección de fotografía en VistaVision que enmascaran a la perfección su falta de opulencia, esta cinta rodada con mimo y cuidado es una epopeya serena, modosa y épica de una manera íntima que, al igual que tantos otros clásicos sobre el milagro estadounidense y todo ese rollo, atesora nuestra atención gracias a la acertada, lúcida y pragmática sucesión de fragmentos que le dan forma durante más de tres firmes y rotundas horas (y pico) que incluso se quedarían cortas.
Durante más de tres firmes y rotundas horas (y pico) con un maldito intermedio de por medio, ni Dios sabe a cuento de qué o por qué, y que rompe su férreo y constante encanto por la mitad, minando con ello un idilio que tras la pausa empieza a pesar y ya nunca vuelve a ser tan incondicional; tampoco a hacerse tan llevadero. 'El padrino: Parte II', 'JFK: Caso abierto', 'Titanic', 'Magnolia', 'La milla verde', 'Watchmen', 'El lobo de Wall Street', 'Oppenheimer', 'The Batman', 'Babylon', 'Los asesinos de la luna' o 'Napoleón' no lo tenían.
¿Por qué...? ¿Para qué...?
A la tercera fue la vencida, y tras las interesantes 'La infancia de un líder' y 'Vox Lux: El precio de la fama' parece que Corbet ha explotado como cineasta con 'The Brutalist', una película a la vez minimalista y maximalista, imponente y a la vez enormemente austera sobre la experiencia de la inmigración en Estados Unidos, la naturaleza cíclica de la historia, la volatibilidad de las ansias de poder, creación o control, o los demonios del sueño americano cuando se torna en una ininterrumpida pesadilla capitalista de amenazante caballerosidad ególatra.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Totalmente de acuerdo en cuanto a lo mejor y a lo peor.
Por qué poner un intermedio de 15 min? Una vez pasado es un desencanto, es como ver una película en tv con unos interminables anuncios. En el cine deberían estar prohibidos los anuncios e intermedios.
Sigo en Spoiler...
Spoiler
Es como... WHAT!?? A qué viene eso!?
Tal cual. Es creo lo único que me chirría de la película, dejando de lado que su primera mitad me parece en general más redonda que la segunda.
Probablemente. Pero cuanto más equivocado estés mejor para todos.