'Los asesinos de la luna' - Técnica, arte e industria de la cinematografía
Sabes que una película te ha gustado cuando se te ha hecho corta, e incluso te ha dejado con ganas de más. En especial en casos como el de 'Los asesinos de la luna', una nueva clase maestra de narrativa cinematográfica con vocación de clásico moderno de un Martin Scorsese que se resiste a envejecer o a pasar de moda. Por el cineasta no parece pasar el tiempo, como es prácticamente seguro que tampoco pasará por su última película, una obra de raíces imperecederas cuyo clasicismo a prueba de modas le auguran la posteridad, y el tiempo dirá si también la inmortalidad.
El cine se ha cimentado durante más de 100 años sobre títulos tan robustos y sólidos como 'Los asesinos de la luna' que logran que parezca fácil algo tan innegociable como a veces ingobernable: estar al servicio de una historia siempre en el centro de todas las decisiones. Sin prisa pero sin pausa durante tres breves horas y pico donde hay multitud de puntadas, ninguna sin hilo. Scorsese se toma su tiempo para exponer y definir una historia que avanza con firmeza bajo una engañosa apariencia de lentitud, siendo muy meritorio como logra mantener un ritmo constante de principio a fin.
Los personajes van y vienen, en especial los secundarios, creando un difuso protagonismo que sin embargo beneficia a la historia y a la película. Todos tienen una razón de ser y aparecen cuando tienen que aparecer, para hacer lo que tienen que hacer para enriquecer una película donde todo se muestra siempre con una elegancia y claridad meridianas. En 'Los asesinos de la luna' siempre tenemos claro quién está haciendo qué y por qué lo está haciendo. No hay giros sorpresa ni tampoco intentos por sorprender al espectador con revelaciones insospechadas. Scorsese va de frente.
Y además, por descontado, sabe cómo filmar una de esas grandes, lujosas y estilizadas producciones hollywodienses a las que homenajeaba Damien Chazelle en 'Babylon'. Películas con alma de miniseries capaces de bascular entre lo épico y lo íntimo de manera orgánica y fluida, sin que nada perturbe el estado mental al que son capaces de transportarnos. Películas donde no hay ningún elemento que haga sombra a los demás ni tampoco se quede atrás dentro de sus propios términos de excelencia, respetuosas con el medio pero sin miedo de apretarle un poco.
Hoy en día una película tan clásica y de la vieja escuela como 'Los asesinos de la luna' resulta hasta transgresora; no sé de qué manera. Scorsese no inventa nada, y probablemente tampoco se haya complicado la vida, siendo quizá esto último lo que más destaca de esta lujosamente humilde película: su compacto y conciso trabajo en equipo y aparente pragmatismo y sencillez. Tan rematadamente simple, que sorprende que a menudo nos pueda parecer tan difícil cuando con (o sin) tanto dinero, sentido común y talento resulta tan fácil, por ejemplo, sacar provecho de Robert de Niro.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Gracias, me pareció muy curioso y está muy bien hecho por eso lo puse.