'La cita' - La trampa

Viendo 'La cita' no podía dejar de pensar en algo que leí hace casi 30 años sobre 'Horizonte final'. No recuerdo "la cita" exacta, pero era algo así como "al menos Paul Anderson se empeña en tenernos entretenidos". Y aunque en lo que se refiere a dicha película no estoy de acuerdo, la mejor y ambiciosa del cineasta, su posterior carrera sí parece haberse empeñado en cumplir con dicho propósito. Aun a costa de las propias películas que dirige, como demuestran 'Los tres mosqueteros', 'Pompeya', 'Monster Hunter' o 'Tierras perdidas' (además de la franquicia de 'Resident Evil', por supuesto).
Aunque aquí no hemos venido a hablar de W.S., el otro Anderson, sino de Christopher Landon, responsable de 'Zombie Camp', 'Feliz día de tu muerte', 'Este cuerpo me sienta de muerte' o 'La cita' que ahora nos ocupa. "Al menos se empeña en tenernos entretenidos" podría ser un buen mantra de no ser porque a veces, demasiado a menudo se queda demasiado corto. Pobre. Simple. Se agradece tan noble propósito, pero es un poco lo que decía Sean Connery en 'La roca': "Los fracasados siempre alegan haber hecho lo que han podido". Al menos nos tiene entretenidos. Cuanto menos. Qué menos.
Que una película tontorrona y efectista como 'La cita' sea entretenida es lo mínimo cuando ese es su único propósito. Como el de la mayoría de las pelis de una Blumhouse cuya ambición y razón de existir pasa por poco más que eso. Si llega. Porque a veces, demasiado a menudo se quedan demasiado cortos. 'La cita' recuerda a esos thrillers de los 90, a películas como 'Vuelo nocturno' que sí, al menos nos tienen entretenidos y/o distraídos con premisas que puede que dieran para algo más, o puede que no dieran para nada más. No lo sabremos. Porque nunca hubo la intención de saberlo.
"Al menos Christopher Landon se empeña en tenernos entretenidos". Cierto. Una máxima que define la carrera del cineasta, como la de Paul W.S. Anderson. Pero sin alguna gracia o personalidad que pueda tentarnos a confundirlo con otro director. Sin la inquietud juguetona de, por ejemplo, 'La trampa' de Shyamalan. 'La cita' se olvida un minuto después, si llega. El típico thriller genérico que funciona bajo una sola condición: empeñarse en que al menos nos mantiene entretenidos. Un buen mantra... de no ser porque eso tiende a la pereza, al conformismo y a la ley del mínimo esfuerzo.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex