'El Inmortal' (T2) - Camina o revienta
Sucedió con las segundas temporadas de 'Hierro', 'Rapa', 'Vergüenza', 'La peste', 'La unidad', 'Mira lo que has hecho', 'Justo antes de Cristo', 'Supernormal' o la más reciente de 'Todos mienten', con 'El embarcadero' como triste (aunque divertida) excepción. Parece que a Movistar Plus+ se le da bien hacer secuelas. Parece que se toman en serio lo de hacer series.
La segunda temporada de 'El Inmortal' no es una excepción, siendo al igual que la mayoría de las mencionadas una versión mejorada de la primera. Mereció la pena la espera, mereció la pena una segunda temporada que dentro de lo obvio y lógico, ser más de lo mismo, no es sólo más de lo mismo, así, sin más y tan sólo por ser. Es una misma historia dividida en dos temporadas...
... necesarias. Aunque no haya nada realmente necesario.
Ya lo era la primera, no iba a dejar de serlo la segunda: el clásico relato de un traficante y mafioso. Los clásicos tira y afloja con la competencia, la policía, la familia o el séquito. Álex García hace de Al Pacino, aunque evidentemente no sea Al Pacino. Pero la idea sigue siendo la misma. Una idea que por lo general, a poco que esté desarrollada de manera competente, funciona.
Como funciona en el caso de 'El Inmortal', por más que cierta sensación a déjà vu sea inevitable. Incluso aconsejable. Por algo nos gustan las historias de mafiosos. Una historia con algunos detalles duros y violentos que, como suele ocurrir a medida que uno va conociendo a alguien, va adquiriendo distintos matices que poco a poco la van dotando de una entidad propia.
Matices que dentro de una hoja de ruta reconocible ayudan y sirven para diferenciarla, dándole su propio toque, textura y personalidad a una historia en este caso ambientada hace 25 años que ni nos cansamos ni nos aburrimos de ver. Al contrario, menos aún en una segunda temporada que recoge los frutos de la primera para servirnos seis intensos episodios que saben a poco.
Una buena y a la vez mala señal. 'El Inmortal' se asienta definitivamente y triunfa, pero al mismo tiempo no termina de saciarnos. Son seis episodios, como bien podrían haber sido ocho, diez o doce más. El tiempo vuela cuando estás disfrutando, y siempre podrían ser durante más tiempo. Porque siempre vamos a querer más. Porque siempre nos quedamos con ganas de más.
Más de una serie a la que no le pedimos tanto que nos sorprenda como que se desarrolle con la debida solidez e intensidad, la debida contundencia y ritmo. Eso es 'El Inmortal', serie que a la segunda funciona aún mejor ofreciendo (más de) lo que cabe esperar de una producción así, añadiendo a su 'eitmotiv los suficientes matices como para forjar su propia personalidad.
Algo mucho más evidente durante una segunda temporada comprimida y sin apenas tiempos muertos que recoge los frutos de una primera a la que pone en valor y perspectiva, contando quizá nada especial pero con una educación, coherencia y el suficiente nervio como para que, aun siendo otra más, acabemos disfrutando de ella como si fuera la primera enésima vez. Otra vez.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
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