'Dexter: New Blood' - El oscuro pasajero: La leyenda renace
Vuelve Dexter, Dexter Morgan. Pero... ¿quién es Dexter Morgan?
No he visto 'Dexter'. Conozco más o menos de que va y hace unas semanas vi su primer episodio por curiosidad, si bien decidí no seguir adelante con ella y reservármela, si procede, de la misma manera que también tengo decidido no ver 'Breaking Bad' hasta que no termine 'Better Call Saul'. Una perspectiva diferente a lo que se supone es lo habitual, pero que puede resultar tan interesante como cualquier otra. Al fin y al cabo, Dexter Morgan y Saul Goodman son dos personajes que forman parte del ideario popular desde su nacimiento.
Esto es, no he visto 'Dexter' pero sé quien es Dexter. Más o menos. Ese sería mi punto de partida, y el punto de partida de 'Dexter: New Blood': El de un ex asesino en serie que día a día intenta superar su adicción a la muerte y ser lo que se dice "una buena persona" mientras lleva una nueva vida aparentemente feliz. Pero el instinto es muy difícil de mantener a raya y el pasado siempre está ahí, al acecho. Su primer episodio sería la exposición de todo esto que comento, una especie de precuela de lo que serán los demás episodios de la nueva temporada.
Bueno, de lo que es hasta el cuarto episodio (de un total de diez), los que se han visto de momento. Y de momento no creo que haya mucha diferencia entre haber visto o no la serie original, me atrevo a asegurar por más que el bagaje previo pueda jugar en su contra (por el recuerdo de sus primeras cuatro temporadas) o a favor (por el recuerdo de sus otras cuatro). En ese sentido, es un acierto que ocho años después y en un mundo audiovisual completamente distinto, esta "nueva temporada" sea una "miniserie" que tiende la mano a católicos y ateos por igual.
En mi caso, no sólo he disfrutado de estos cuatro episodios, sino que además estoy muy intrigado por ver cómo evolucionará una serie que en sus primeros compases progresa adecuadamente. O de comprobar sí será realmente una miniserie... Por lo pronto 'Dexter: New Blood' es un elegante, sólido y sugerente thriller que no vive ni de la sangre ni la violencia, aunque ambas sean la chispa que prende la llama. Un thriller en el que Michael C. Hall es la estrella, por supuesto, en uno de esos jugosos e icónicos papeles que definen (y canibalizan) una carrera.
Un thriller dramático que se desarrolla sin prisa pero sin pausa, que juega constantemente con un suspense y tensión soterradas, y donde todo parece tener una razón de ser dentro de lo que por supuesto, sería una ficción televisiva en la que el universo confluye en su protagonista. Una serie de buena caligrafía y mejor ver, pero una serie al fin y al cabo que ofrece lo que cabe esperar, al menos, de momento y -creo que- tanto para el que sabe quién es Dexter como para el que sólo pasaba por allí y olió sangre, como el siempre bienvenido Clancy Brown.
Una producción de lo más prometedora, con cierto aroma a un modo de hacer televisión más clásico y que avanza con paso firme y decidido en su misión de compensar uno de esos controvertidos finales que a diferencia de los de por ejemplo 'The Americans', 'Halt and Catch Fire', 'Mr. Robot', 'Oficina de infiltrados' o 'Rectify', series que menciono siempre que puedo por placer, suponen un jarro de agua fría. Veremos si es así de aquí al 10 de enero de 2022, día en el que se supone que 'Dexter' llegará a su nuevo (y auténtico) final.
* Esta crítica cuenta con una revisión publicada el 10 de enero de 2022.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex