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'Bad Boys: Ride or Die' - Dos policías rebeldes... 4

Vía El Séptimo Arte por 07 de junio de 2024
Bad Boys: Ride or Die

En su momento, allá por enero de 2020 y en tiempos prepandémicos, comparé la tercera entrega de 'Dos policías rebeldes' con la cuarta entrega de 'Arma letal'. Por resumir: tú dales el dinero y que la química del reparto haga el resto. El guión es lo de menos cuando, al fin y al cabo, hablamos de "una de tiros". Y cualquiera que se acuerde de 'El último gran héroe' ya sabe de lo que hablo. Qué gran película por cierto, y qué gran pérdida la de John McTiernan. Más de 20 años sin estrenar película, qué ascopena.

En fin, la diferencia entre ambas radicaba en el tiempo transcurrido entre estas y las anteriores entregas: 'Arma letal 4' pilló a Mel Gibson en caliente y siendo aún una gran estrella internacional, mientras que 'Bad Boys for Life' pilló a Will Smith de capa caída, en un aparente intento por recuperar el brillo perdido (y prehostia) recurriendo para la causa a una franquicia del pasado. Lo habitual: un buen cheque y a sentirse de nuevo el centro del universo, aunque sólo sea durante un fin de semana.

Porque se trata de poco más que eso, de estirar el chicle lo que se pueda. Más de cuatro años después no recuerdo nada de 'Bad Boys for Life', y apuesto a que dentro de cuatro años tampoco me acordaré de nada de 'Bad Boys: Ride or Die'. Si acaso de Rhea Seehorn en uno de esos papeles con los que "comprarse una casa y no mirar atrás". O sea, si la de 2020 funcionó razonablemente bien, qué esperar si no más de lo mismo. O eso me ha parecido entender leyendo lo que dejé escrito en 2020... 

"Una de acción (y comedia)" al estilo de Mike Lowrey y Marcus Burnett sin perjuicio para la causa. Servida quizá con algo más de confianza y soltura gracias al impulso del éxito de la anterior, con Adil El Arbi y Bilall Fallah de nuevo como eficaces sucedáneos (o imitadores) de cuando Peter Berg emulaba ser Michael Bay, quien, de nuevo, por descontado, tiene un cameo. Y quien dice sucedáneo, se refiere a un sucedáneo (o imitación) a lo barato (o a lo pobre), con el uso de drones a lo 'Ambulance - Plan de huida' incluido.

Es lo que lastraba a 'Bad Boys for Life', y lo que también lastra a 'Bad Boys: Ride or Die', sendas secuelas que a diferencia de la de 2003 es como si además nos pillasen en frío: la baja de alguien tan personal -por mucho que le pese a sus detractores- como Michael Bay es demasiado sensible cuando el guión es tan rutinario, los recursos económicos se adivinan mucho más justos y el nivel de espectaculariedad es claramente inferior. De ahí la evidente sensación de ser un sucedáneo y/o una imitación.

No obstante, como "sucedáneo y/o imitación" puede dar el pego y en las distancias cortas, funcionar. Al fin y al cabo un Casio da la hora igual que un Rolex, y al igual que 'Bad Boys for Life', en las distancias cortas 'Bad Boys: Ride or Die' da el pego. La herencia y sobre todo el recuerdo de la herencia juega a su favor, por descontado, elevándola por encima de sus limitadas pretensiones como producto comercial veraniego al que no mirarle el diente. Sentarse. Disfrutar moderadamente. Olvidar.

Hasta que dentro de cuatro años se estrene la siguiente. No nos acordaremos de 'Bad Boys: Ride or Die', pero sí de Mike Lowrey y Marcus Burnett. Y de Will Smith y Martin Lawrence. Y al menos Rhea Seehorn también de la casa que se compró gracias a ella.


Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex

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