El popular Pancho de la Lotería Primitiva da el salto a la gran pantalla. Algo así como si fuera la versión española de 'Un chihuahua en Beverly Hills', el séptimo filme de un Raja Gosnell que constataba por sexta vez que debe de ser un tipo muy pero que muy simpático, siendo esta la única razón a la que se le encuentra algo de sentido que justifique de alguna manera que este hombre siga trabajando como realizador. En fin, en aquella era Raja Gosnell y en esta es Tom Fernández, quien tras un apreciable debut en 2007 con 'La torre de Suso' viene a sumirse en la misma mediocridad que el mencionado Gosnell... como 'Pancho' lo hace en la misma mediocridad que la mencionada 'Un chihuahua en Beverly Hills'.

Esta es una de esas ocasiones en las que no se le debiera hacer mucho caso a "un tío que escribe" y se cree "muy guay". Ya ves tú, de aquí a Ministro de Sanidad, mismamente y sin referéndum. Salta a la vista lo que es 'Pancho, el perro millonario' de forma tan descarnada que lo verdaderamente complicado es encontrar una sola buena palabra que decir de ella y/o de los que salen en ella. Una sola. Antes diríamos de corrillo todos los sinónimos de la palabra caca que ser capaces de decir algo bueno de ella... antes incluso que encontrar a una sola persona con edad de leer a la que verdaderamente le interese leer algo sobre esta producción para formarse una opinión (que no tenga ya madura en su cabeza).

Caca, excremento, deposición, mierda, porquería, suciedad, boñiga, deyección, heces, estiércol, basura, detrito, residuos, inmundicia, suciedad, cagarruta, zurullo (mi favorito...). En fin, que sí, que otro día me lo cuentas. Cualquiera que tenga pelos en los huevos sabe a lo que atenerse, especialmente aquellos padres que demuestran el amor que sienten hacia sus retoños soportando estoicamente y con una sonrisa de circunstancias según que producciones que rayan el delito por pura, insana y vil explotación infantil. Eso es amor, las cosas como son, y el resto son tontunas. Y con 'Pancho, el perro millonario', como era previsible, se requiere de buena parte de ese mismo coraje.

En el Festival de Málaga el pase de 'Pancho, el perro millonario' fue tan multitudinario como el de 'Carmina y amén', donde eso sí la media de edad de los asistentes no debía superar los 8 años (tirando por lo alto). La vida pasa, los años pesan. Al final prácticamente el mismo número e intensidad en los aplausos que con la peli de Paco León por parte de quienes no tienen por qué pensar ni votar en IMDb, sólo disfrutar. Esta producción infantil viene a cumplir las peores previsiones posibles (de un adulto): es mala, pérfida, cruel, diabólica, y a duras penas sirve como bolsa para zurullos. Si acaso como anticonceptivo ideológico. Pero por suerte (o por desgracia) los niños no piensan en esas cosas...

Igual es que, simplemente, algunos somos demasiado viejos para esta eh, um, mierda.

Nota: 2

Por Juan Pairet Iglesias