'El viaje de Arlo' - Ahora por delante
Mucho me temo que es posible que a 'El viaje de Arlo' le pase algo parecido a lo que en su momento les pasó a 'Cars' o a 'Brave (Indomable)', dos de las cintas consideradas tradicionalmente como de entre lo más "flojo" de Pixar, término que en casos como este siempre hay que coger con pinzas y un avanzado entendimiento de la teoría de la relatividad -como demuestran los sucesivos revisionados de ambas-. El principal "problema" de la nueva película de la compañía de animación norteamericana se llama 'Del revés (Inside Out)', su recuerdo, y su presencia aún latente en la mayoría de nuestros corazones. Y por extensión, casi por definición, así como el recuerdo del grueso del Currículum Vitae de una compañía a la que siempre pedimos que nos lleve hasta el infinito, y más allá.
¿Acaso es que 'El viaje de Arlo' no consigue llevarnos "hasta el infinito, y más allá"? Casi como que no, seamos sinceros, si bien su mayor pecado es lo que para otros sería tocar un cielo que no le queda lejos. Al que sabemos que es "bueno" siempre le pedimos más que al que simplemente "hace lo que puede", el pobre, y es un hecho a menudo inmisericorde que rematamos con el "no es para tanto" que tantas ilusiones se ha llevado por el camino. A veces lo es de forma inconsciente, otras veces de manera premeditada; y en ocasiones por simple despiste, que un mal día lo tenemos cualquiera.
Es posible que, como cualquiera, Pixar tenga sus malos días; pero también que tiene los recursos necesarios como para que estos no se noten. Y eso es un lujo que no tiene cualquiera. Que le pregunten a Peter Jackson que, ahora, una vez ya nos ha vendido el paquete completo de 'El hobbit' admite, como quién no quiere la cosa, que la mal llamada trilogía era una idea que no estaba en su punto. A Pixar sin embargo no le tembló el pulso a la hora de retrasar el estreno de 'El viaje de Arlo' de mayo de 2014 a este noviembre de 2015 para ofrecerle al espectador un precio realmente justo por el que pagar.
¿Capricho? No, más bien respeto. Hacia el público, pero sobre todo hacia la propia Pixar. Lo más importante para la compañía es el nombre que tanto le ha costado ganar a lo largo de estos años. Mientras otros hacen secuelas sin parar de 'Ice Age', 'Los Minions' o 'Shrek' echando mano de una cadena de montaje sin atender al qué dirán (los mayores), Pixar trabaja de manera artesanal. Y eso es algo que se nota en cada ocasión, nos guste más o menos cada pieza de orfebrería que tengan a bien ofrecernos a precio de saldo. No hay puntada sin hilo, no hay detalle que sea fortuito.
Con 'El viaje de Arlo' esa norma sigue estando presente prácticamente al milímetro; una norma además redactada teniendo en cuenta a los chavales de todas las edades, tenga la edad que tenga la piel que los recubre por fuera. Y funciona perfectamente. Cuando quiere y cómo quiere (lagrimas incluidas, por supuesto). Porque lo que hace Pixar lo hace muy bien, como nadie de hecho y como pone de manifiesto un soberbio y muy cuidado acabado visual dónde tan sólo un suavizado diseño de las criaturas "para todos los públicos" evita que parezca rodada en entornos naturales en vez de creada en un PC.
Ahora bien, y he aquí "su pecado", 'El viaje de Arlo' no sorprende. Si bien se disfruta (mucho) en cada uno de sus minutos, alguno más que otro, no existen en ella los suficientes matices distintivos para que luzca única y exclusiva. Es más, y a pesar de su indudable -y tal vez excesiva- redondez y una premisa tan golosa, la sensación es que aquel que "hace lo que puede" casi, casi podría llegar a hacer una buena imitación en un muy buen día. No igual, pero si virtualmente parecida. Lo suficiente como para que su notable caligrafía se vea lastrada por la sospecha que dicha película, tal vez, podría ya estar hecha, y que tal vez, podríamos haberla visto ya.
¿Justo? ¿O injusto? Entre ambas y el peso de la excelencia, pero es lo que suele ocurrir con una compañía como Pixar que ha hecho de su nombre una seña de identidad clara y distinguible. Como ver "una de Marvel", en dónde el Ser Supremo, sentado en su trono al final de la escalera, dictamina con las tablas de la ley en la mano un modelo que, en lo que se refiere a su ADN, admite pocas alternativas. Si estás dentro bienvenido, porque la diversión y la emoción -convertida ya en objetivo primario- seguirán sin extinguirse. Si no lo estás... simplemente, haz como si el meteorito te hubiera extinguido.
Pd. El corto en esta ocasión si está a la altura de la película...
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Vivimos en un momento en el que, en resumen, de esta frase el público medio sólo leería lo destacado en negro.
Le doy un 6.
Nota: 7,25
Si bien es cierto que puede tener una estructura narrativa y unos conceptos bastante vistos (el patito feo, el torpe, el flojo que acaba siendo el héroe; el reto, la tragedia y la aventura reveladora...) es, en primer lugar, maravillosa en su apartado audiovisual, por momentos apabullante. Y en segundo lugar una aventura emocionante, trepidante y pese a su sencillez, emotiva.
Nota: 7'4