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'Techo y comida' - Del pueblo, para el pueblo

Vía El Séptimo Arte por 03 de diciembre de 2015

Techo y comida

Casualidades (o no) de la vida, 'Techo y comida' se proyectó durante la pasada edición del Festival de Málaga el mismo día que lo hizo 'A cambio de nada', configurando así la más interesante y saludable sesión doble de un festival que no suele mimar demasiado a los que se atreven a madrugar. Casualidades (o no) de la vida, dos películas unidas además por un factor común, su clara voluntad social. En lo bueno y en lo malo, una rebaba de humanismo que no siempre es bien aceptada cuando el reflejo del día a día, gratuitamente, nos devuelve historias igual de cotidianas pero más cercanas más a menudo de lo que nos gustaría.

Quitándonos aún las legañas de los ojos asistíamos a la que ahora llega a los cines de nuestro país, 'Techo y comida', un sencillo drama centrado en una madre soltera y desempleada que, durante aquel maravilloso verano de 2010 en el que Iniesta nos hizo campeones del mundo, lucha por sobrevivir lastimosamente mientras intenta hacer medianamente feliz a su hijo pequeño. Una película financiada en buena medida gracias al crowdfunding, circunstancia que en palabras de su director y guionista, el debutante Juan Miguel del Castillo, se traduce en un orgulloso "la primera película del pueblo y para el pueblo". Y no le falta razón. En lo bueno, pero también en lo malo: ni tan corto ni tan largo.

'Techo y comida' es una película que, pese a sus defectos, cómo la absoluta falta de sutileza o su recurrente oportunismo injustificado, tiene algo que hace que obviemos (un poco) todo eso: su cariz comprometido. Y es que dentro de su maniqueísmo derrocha una ración, muy estimable, de honestidad a la hora de retratar una realidad que aún continúa (y continuará) demasiado presente, por desgracia, en nuestra sociedad. Un tema con el que seguro todo el mundo se ha visto afectado, de una u otra manera, y que en última estancia encuentra como aliada a una Natalia de Molina que, con su esforzada y sentida interpretación, aporta el debido corazón a unas intenciones honrosas pero algo imperfectas como película.

Por Juan Pairet Iglesias & Diego Sánchez Izquierdo
@Wanchopex / @DSaniz


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Comentarios

  • Avatar de mhs626
    mhs626 31 de Diciembre de 2015, 04:01:55 PM
    Qué necesaria me pareció esta película... aquí os dejo mi crítica:

    Este año ha sido, sin duda, el año de las grandes óperas primas. Requisitos para ser una persona normal, El desconocido y A cambio de nada, entre otras, han brillado por encima de consolidados directores. Ahora, para cerrar el año, llega a nuestras pantallas Techo y comida de Juan Miguel del Castillo, siguiendo muy de cerca a sus compañeras de temporada.

    La idea del film parte de un suceso real ocurrido en Torrejón de Ardoz. El propio director nos cuenta que el punto de partida de la historia nace cuando reconoce en un reportaje televisivo a una antigua vecina. Esta, vivía sola con dos niños, sin apenas recursos y con ninguna ayuda, ni económica ni administrativa.

    Techo y comida nos transporta al Jerez de la Frontera de 2012. Rocío (Natalia de Molina) es madre de un niño de 8 años (Jaime López) y está pasando verdaderos apuros económicos. Lleva 3 años y medio en paro y no consigue encontrar trabajo. Las desgracias se acumulan y su casero, cansado de no recibir el alquiler que le corresponde y agobiado por las facturas, decide denunciarla. La sombra del desahucio y la idea de que los servicios sociales puedan quitarle a su hijo caen sobre nuestra protagonista, la cual, oculta por vergüenza su estado, recibiendo solo la ayuda de su vecina María (Mariana Cordero)

    Sin lugar a dudas, Techo y comida es una película necesaria. Una cruda descripción de la realidad social que azota en la actualidad a nuestro país. Además, no se lleva al extremo del tremendismo. Es una película clara, concreta y concisa. Que no precisa de planos estéticamente bonitos para mostrarnos la realidad, pues la realidad es sencilla, sin filtros y, ese, es el principal objetivo del film: mostrar la realidad de miles de personas que viven la misma situación que Rocío.

    Precisamente Rocío, Natalia de Molina, es el punto fuerte de Techo y comida. Su interpretación es exquisita y no podría concebirse el film sin ella. Sus miradas, silencios y las escenas que comparte con Mariana Cordero llegarán al espectador de una manera que bien merece los premios a los que se encuentra nominada, como son el Goya, el premio Feroz o el Gaudí.

    Es una auténtica pena que películas como esta no lleguen a todas las salas que se merecen, pero aún estáis a tiempo de verla en algunos cines de Madrid, Barcelona, Málaga y Cádiz. Mi consejo es que vayáis a verla, que os sentéis en la butaca y reflexionéis sobre la realidad que  se muestra pues, cuando salgáis de la sala, no podréis mirar a vuestro alrededor con los mismos ojos.