“Cosmopolis” es una de esas películas que, cuando sales del cine, no sabes si has visto un peliculón o un rollo. Cuando se encienden las luces, tu cabeza todavía está analizando las escenas para buscarles algún sentido porque intuyes que tienen que tenerlo, aunque no sepas cuál. Después de mucho darle vueltas y repasar en tu cabeza las escenas, crees llegar a una conclusión: “Cosmopolis” es muy rara.
Eric Parker (Robert Pattinson) es un multimillonario que decide ir en su limusina a cortarse el pelo al otro lado de Nueva York el mismo día de la visita del Presidente de los EE.UU a la ciudad. Todo un día en el que se encontrará con diversos personajes, una manifestación política, el funeral de un ídolo de la música, etc… Personas y hechos que marcarán un antes y un después.Insisto, rara es un rato. David Cronenberg (“Un método peligroso”) sorprende con una película que tiene un fondo trascendental en todos y cada uno de los diálogos del guión, pero que llega a ser tan vacío para el espectador, que se encontrará tan perdido como el personaje de Pattinson. Basado en el la novela homónima de Don DeLillo, “Cosmpolis” es una sucesión de personajes entrando en una limusina y contando su parrafada a la cámara. Cierto es que, como he dicho antes, algunos diálogos sean interesantes y muestren una realidad que se derrumba por momentos, pero llegan a ser tan tediosos, que la desconexión del film es automática.
Robert Pattinson vuelve a demostrar que puede dejar de ser el famoso vampiro para adolescentes. Sabe madurar y adaptarse a otros papeles de mayor riesgo, como este multimillonario que aparece en pantalla los 118 minutos del film. Pero aún así, no es suficiente para que la película mejore. En realidad, no llegas a entender qué clase de película estás viendo. Eric Packer va avanzando por la ciudad hasta conseguir su fin, cortarse el pelo, pero mientras tanto, se encuentra con Elise Shifrin (Sarah Gadon), la que parece ser su mujer y a la que persigue en todo momento, aunque de vez en cuando, se lía con otras mujeres, como Didi Fancher (Juliette Binoche). Más tarde empieza a sospechar que alguien quiere asesinarle y su comportamiento, en algunas ocasiones, roza lo inimaginable. Un personaje que no sabes cómo va a actuar y que descoloca.
Describir algo que ha costado entender, es complicado, pero de lo que estoy segura es de que, si volviera a verla, seguramente seguiría preguntándome las mismas cosas. Creo que no hay una respuesta ante acciones que no tienen un sentido. Retomar la película es sencillo, porque en el momento que sale un personaje de la limusina, entra otro. Solo es cuestión de empezar a escuchar lo que dice el nuevo. Es como una obra de teatro en varios actos, con cierre de telón incluido. Lo importante es no desconectar en alguno de los diálogos. Tarea bastante complicada.
Nota:
4/10
Por Rocío Campos