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Ciudades en la niebla

Vía Festival de Cannes por 26 de mayo de 2012
Pongamos que la rata común, la de alcantarilla, aquella a la que obviamente no daríamos la bienvenida a nuestra casa, fuera una unidad monetaria. Pongamos que, el mundo civilizado, tal y como lo conocemos, entra en una especie de éxtasis colectivo autodestructivo por la muerte de varios líderes mundiales, y la del rapero más grande que jamás haya existido. Pongamos que, a un joven, genial y ambicioso gurú de las finanzas le entran ganas de cruzar la ciudad más deslumbrante del mundo, para cortarse el pelo.

No es un delirio pop... o tal vez sí. Son varios de los elementos que componen la novela de culto de Don DeLillo 'Cosmopolis', personal homenaje zeitgeist al inmortal 'Ulises' de Joyce. La idea de base ya se las trae, sobretodo si hablamos de aquel arte tan poco agradecido (por complicado y por estar, admitámoslo, algo mal visto) que es la adaptación. En este caso, el paso de las páginas a la gran pantalla. Un salto que se antoja imposible leyendo el híper-estimulante (en todos los sentidos) relato de DeLillo.

Quizás por este colosal reto implícito en la empresa, solamente un director podía hacerse cargo de ella. Hablamos cómo no del gran David Cronenberg, que ya salió ileso de anteriores experiencias similares (véanse 'Crash' o 'El desayuno desnudo', por ejemplo), y que llegaba a Cannes con 'Cosmopolis', una de las películas más esperadas de esta 65ª edición.

No en vano, venía bajo la estela -promocional- de ser la primera película auténticamente del siglo XXI. Casi nada. El resultado final, como casi estaba escrito en el destino (¿se acuerdan del hype?) se ha saldado en algo similar a la ya polémica última creación de Leos Carax: era imposible encontrar en el Palais a dos críticos que opinaran lo mismo sobre el filme

Que si es pura y hueca charlatanería ; que si significa la recuperación de un autor siempre peleón. Amor y odio reunidos en la misma sala. Un caos. Una tormenta enfurecida de sensaciones. Esté donde esté ahora mismo DeLillo, seguro que se está partiendo de la risa. Eso sí, el único aspecto en el que ha habido unanimidad ha sido al referirse a su protagonista, Robert Pattinson. ¿Adivinan si las críticas eran positivas o negativas?

Con tanto barullo, se ha colado en la Competición por la Palma de Oro, sin hacer ruido (poco podía hacerse al lado de Cronenberg y compaía) la última creación del antaño documentalista (y responsable de la veneradísima 'My Joy') Sergei Loznitsa. 'In the Fog' (en castellano, ''en la niebla'').

Durísima historia ambientada en la Pirmera Guerra Mundial, sobre la culpa, la traición y la búsqueda de la salvación. La cinta, a juzgar por las críticas, puede considerarse como una de las mejor situadas de cara a conseguir la Palma de Oro, al haberse convertido de manera extra-oficial en la película que no ha disgustado a nadie, un hito casi inconcebible en este tipo de citas.

Por su intensidad, por su solidez y su capacidad sobrenatural por hacer que lo largo (a saber, más de dos horas de metraje) parezca corto, Loznitsa se ha hecho con una de las ovaciones más sonoras en lo que llevamos de festival. El precedente no es demasiado halagüeño en lo que a palmarés se refiere, pero, por reacciones favorables, podríamos hablar (salvando las infinitas diferencias entre ambas) de 'El Havre', del excelso Aki Kaurismäki, de este año. Sí, a la hora de la verdad no se comió un rosco, pero ya nadie le quita el logro de salir de la Croisette sin un rasguño.

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