La piedad según Kim Ki-duk
Vía Festival de Venecia
por reporter 04 de septiembre de 2012
Pasado el ecuador de la 69ª edición del Festival de Cine de Venecia, el cine asiática ha vuelto a pedir el turno de palabra. Si ayer la vedette era el japonés Takeshi Kitano, hoy lo ha sido un personaje si cabe más controvertido. Desde Corea del Sur, con todos ustedes Kim Ki-duk, uno de los mayores locos -literalmente- que se dedican en vida y alma a la locura esta que conocemos como séptimo arte.
Aquí puede pasar de todo (''¡incluso cualquier cosa!'' cómo diría un famoso ex futbolista y ahora entrenador). Y efectivamente. 'Pietà' es una clara muestra de la obra de un autor inmerso todavía en pleno ejercicio de exorcización de sus fantasmas personales. Hablando en plata: radicalismo al poder. Como de hecho había sucedido siempre... pero más.
Inspirándose en la archifamosa escultura de Miguel Ángel Kim Ki-duk sigue los pasos de un matón que va propinando palizas a diestro y siniestro (además de otros actos sin duda dispuestos para provocar la incomodidad en el espectador, marca de la casa) y que tiene un encuentro con alguien que puede dar sentido a su maltrecha psique. La brutalidad y crueldad más delirantes están a la orden del día en un filme que ha culminado su presentación en sociedad como solamente podía terminar: con una división total escenificada por el choque de decibelios de los abucheos y los aplausos. Mientras, a Kim Ki-duk todo debía parecerle divertidísimo. Seguro.
La segunda película presentada esta jornada en la Sección Oficial a Competición ha sido la maltrecha 'Las líneas de Wellington'. Maltrecha porque el cineasta que debía llevarla a buen puerto, el chileno Raúl Ruiz, murió antes de concluir su labor. Cayó en Valeria Sarmiento la papeleta de coger un trabajo ajeno y darle un acabado mínimamente presentable. Por si no era suficientemente difícil, la cinta en cuestión es una ambiciosa reproducción de la resistencia portuguesa durante las guerras napoleónicas. Casi nada.
Afortunadamente, Valeria Sarmiento demuestra su eficacia y se alía con un reparto de lujo en el que encontramos nombres como John Malkovich, Mathieu Amalric, Catherine Deneuve e Isabelle Huppert, y consigue sacar a flote un espectáculo del que, los tibios aplausos oídos al final de su proyección, deben interpretarse como un auténtico logro.
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