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¡Jo, qué noches!

Vía El Séptimo Arte por 09 de octubre de 2009
Llegamos ya a la octava jornada, y uno tiene la impresión de que al final este Festival que no da tregua, va a hacerse corto. Una idea que ronda por la cabeza desde hace ya días, y que hace que se mire el programa restante ya con algo de nostalgia. Pero vayamos a lo nuestro; vayamos al cine. Ayer la Luna brilló con fuerza en el Garraf, y en cierto modo presagió lo que estaba por llegar. Como quien no quiere la cosa, hoy ha habido un colapso de noches salvajes. Estas “nochecitas” las ubicamos en distintos puntos del globo terrestre, pero todas ellas comparten la voluntad de dejar al espectador sin aliento.

Donde se ha puesto antes el Sol es, cómo no, en Tokio. En 'Enter the Void', el siempre polémico Gaspar Noé lleva a la enésima potencia sus turbadores discursos. En esta ocasión nos ponemos literalmente en la piel de Oscar, un joven narcotraficante de poca monta que es asesinado en un sucio lavabo de la capital nipona (genial esa primera escena). A partir de ese momento, su espíritu se resiste a dejar el mundo de los vivos, y emprende un alucinante viaje a través del espacio y el tiempo con tal de asegurarse de que nada malo le ocurra a su querida hermana. Es esta una película única, y descaradamente radical, es por ello que la controversia está más que servida. Al igual que el realizador de origen argentino, 'Enter the Void' no se anda con chiquitas, y muestra sin contemplaciones escenas de sexo (esa vista dentro de la vagina...) y violencia que quitarían el hipo a más de un productor amante del recorte.

Todo ello a través de un lenguaje cinematográfico que desafía todas las convenciones. Hay saltos temporales, pero la acción principal avanza a tiempo real, y siempre según el enfoque del mismo personaje. Dicho de otra manera, el fantasma de Oscar deambula non-stop por las calles de Tokio, atravesando muros, puertas y ventanas con tal de controlar los movimientos de sus seres conocidos. Con la excusa del terrible asesinato, Gaspar Noé muestra de forma directa las reacciones del ser humano ante situaciones límite. Hay que decir que el experimento, a caballo entre la lucidez y los delirios psicodélicos, funciona muy bien durante buena parte del metraje. Los desplazamientos imposibles de la cámara (en este aspecto, la película podría definirse como una filigrana técnica colosal), la dura historia y el colorido de una ciudad que nunca duerme, me hipnotizan y me mantienen siempre alerta, ni que sea porque sé que estoy ante una experiencia sin igual. Pero como se ha dicho antes, Gaspar Noé no entiende de tibiedades. Lo cual es bueno si uno desea abrirse a sensaciones hasta ahora desconocidas, pero malísimo si el espectador tiene la paciencia limitada. La larguísima e innecesaria secuencia del Hotel Love ilustra a la perfección dónde se pasa de lista esta cinta entregada en demasía al exceso. Parece como si el director no quisiera nunca dar fin a su historia; como si se gustara demasiado a sí mismo. Esto es lo que me impide considerar a 'Enter the Void' una gran película.

La siguiente noche movidita en el programa ha tenido acento británico. Si en el caso de Gaspar Noé decía que la recta final de su filme era la que me dejaba con sabor amargo, con 'Heartless' digo todo lo contrario. Philip Ridley nos sitúa en una Londres aterrorizada por las cada vez más frecuentes y terribles agresiones a civiles llevadas a cabo por bandas callejeras. En medio de tanto caos está Jamie Morgan, un fotógrafo martirizado por las marcas en su piel. El principal problema de esta mediocre película es que da la sensación de no saber a qué juega. Coquetea con diversos y a priori incompatibles géneros, pero no se pone a tono en ninguno de ellos... ni en el terror que supuestamente predica. Así, veo con desinterés las andaduras de este torturado fotógrafo, y espero mirando el reloj que suceda algo remarcable (o algo narrado con un mínimo de solidez). Y este momento llega cuando, transcurridos muchos minutos, por fin se digna a aparecer un demonio de risa, mezcla entre bailaor, chamán y cocodrilo... tremendo. Por un instante parece que el pacto fáustico entre el protagonista y el susodicho bailaor va a añadirle algo de chicha al asunto... y más cuando la pobre alma estafada trata de ceñirse al demoníaco contrato que acaba de firmar. Pero ni así. Inmediatamente volvemos al flojo nivel del principio. O lo que es lo mismo, volvemos a un despropósito que aún no sé si interpretarlo en clave de broma de mal gusto.

Pero para broma pesada la de Brillante Mendoza, que es lo que viene a ser 'Kinatay'. Para aclarar ideas, es como el ‘Training Day’ de Antoine Fuqua, sólo que con filipinos... y considerablemente más aburrida. La historia nos presenta al recién casado Pepin, estudiante de criminología, cuya vida cambiará para siempre cuando se una a una misión nocturna de policías corruptos. ¿El objetivo? Secuestrar a una prostituta, encerrarla en un sótano y hacer que pague por sus pecados. Que conste que aunque ya la tenga vista, me gusta la historia por los múltiples temas que plantea: el retrato de una sociedad violenta, podrida por dentro e hipócrita, la súbita pérdida de la inocencia... Que conste que el asfixiante estilo de Mendoza (oscurísimo, con cámara al hombro y siguiendo siempre de muy cerca al protagonista) me convence, aunque también hay que decir que me esperaba algo más “brillante” del cineasta que ha llegado a Sitges con el premio a la mejor dirección en la última edición del Festival de Cannes. Lo que no tolero es que una película me aburra... y doy fe que en la sala en la que estaba se ha oído más de un bostezo. La razón de que el hastío aparezca en una historia tan dura es que nadie le ha explicado a Mendoza en qué consisten las elipsis temporales. Es muy fácil. Se trata de que no hay que enseñarlo todo en pantalla; si un tramo resulta no tener ningún interés, se corta, la trama mantiene el ritmo y a otra cosa mariposa. Pues no. Se nos muestra un trayecto en furgoneta de veinte minutos en el que nadie abre la boca... normal que los espectadores le dediquen una cálida ovación al perro que se ha dejado atropellar, y de paso nos ha ahorrado el coma cerebral. De nuevo sería injusto hablar de fracaso total, pero sí sería un ejercicio muy sano el plantearnos la poca garantía que a veces acompaña a los galardones de esos grandes certámenes.

Se ha hecho ya de noche en Sitges (ahora de verdad) y para amenizar un poco la velada tiramos de un valor seguro: Johnnie To y su nuevo filme, 'Vengeance'. Valor seguro no porque hablemos de una obra maestra -ni mucho menos- sino porque al director chino ya le tenemos todos calado. Como cabía esperar, sus noches de Macao y Hong Kong se traducen en disparos, y más disparos. Por fin alguien que da tregua a nuestra mente y nos propone una historia sencilla pero intensa, en este caso la del padre amnésico (¿alguien más ha notado el olor a 'Memento'?) que busca vengarse de los asesinos que han dejado sin familia a su hija. Nada nuevo bajo las estrellas de Hong Kong... un alivio, vaya. ¿Quién iba a decir que esta película de acción pura y dura iba a ser lo mejorcito del día? Fuera pretensiones, fuera experimentos, esto es la old-school. Se nota por el inmenso respeto y devoción que ha despertado en el respetable ese viejo dinosaurio, y claro está, con una sala entregada, todo se digiere con asombrosa facilidad. Y la verdad es que tampoco hay nada especial en esta espiral de violencia lírica con piceladas de humor. Simplemente un espectáculo sincero hecho para el mayor deleite de los fans de To (que no son pocos, doy fe). Así, entre muertes y hojas cayendo del cielo, esta aventurilla con aires de buddy-movie pasa volando. Y esta es la mejor noticia posible tras otra agotadora -pero siempre bienvenida- jornada cinéfila.

Mañana más.

ATENCIÓN:

'La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina', la segunda entrega de la popularísima saga Millennium, se estrenará en el Auditori del Hotel Melià el domingo 11 de octubre a las 15:00, en el marco del Sitges ‘09 y precedida por el éxito increíble conseguido por 'Millenium 1: Los hombres que no amaban a las mujeres'. La saga de Stieg Larsson se ha convertido en un fenómeno mundial después de la muerte del escritor sueco. En España se han vendido más de un millón de ejemplares de los libros, y se ha congregado a más de un millón y medio de espectadores en las sales de cine. El polémico periodista Michael Blomkvist y la sinistra hacker Lisbeth Salander, que en la primera película habían investigado la misteriosa desaparición de la rica Harriet Vanger, vuelven a la carga bajo la órdenes del director sueco Daniel Alfredson, hermano de Thomas, el autor de la exitosa 'Déjame entrar'. La acción y la intriga se disparan. ¿Encontrará Blomkvist a la desaparecida Lisbeth?

por Víctor Esquirol Molinas

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Comentarios

  • Avatar de reporter
    reporter 13 de Octubre de 2009, 09:17:37 PM
    Claro q sí. Ya sea en festivales o no... HAY QUE HACER una qdada septimoartera YA :si.
  • Avatar de ~&#931;DU~
    ~ΣDU~ 14 de Octubre de 2009, 12:09:27 AM
    Cita de: reporter en 13 de Octubre de 2009, 09:17:37 PM
    Claro q sí. Ya sea en festivales o no... HAY QUE HACER una qdada septimoartera YA :si.

    Jaja, hace mucho lo hablamos tú y yo xD y sería épico la verdad :obacion

    Además, con mi hermano y Erendil... corte ninguno :poss
  • Avatar de El Nota
    El Nota 14 de Octubre de 2009, 08:46:27 PM
    Estáis todos invitados a Mazorca City.
  • Avatar de reporter
    reporter 14 de Octubre de 2009, 09:02:16 PM
    Cita de: El Nota en 14 de Octubre de 2009, 08:46:27 PMEstáis todos invitados a Mazorca City.

    No me lo digas dos veces eh, q como buen catalán q soy, puedo sacar mi faceta gorrona :D..
  • Avatar de El Nota
    El Nota 14 de Octubre de 2009, 10:12:52 PM
    Mi casa es tu casa, eso sí, a dormir con el perro. xD