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Capítulo V - Joder con el láudano

Vía Festival de Sitges por 14 de octubre de 2015
Festival de Sitges

Una de las cosas que mejor resultado suelen dar es revestir un pequeña circunstancia más o menos cotidiana de un halo fantástico; o mejor dicho, darle forma física a un sentimiento más o menos abstracto. Eso es lo que hacen los debutantes Ben y Chris Blaine en 'Nina Forever', un jodido y a la vez encantador cuento de hadas.

Entre el humor negro y el drama sobrenatural, esta cinta de fondo claramente romántico sortea los vericuetos habituales del género con estilo, buena mano y un poco ortodoxo pero a la vez irresistible sex appeal. Literalmente, una variación del ménage à trois de trazo realmente imprevisible cuyo reparto encabeza una enorme tentación llamada Abigail Hardingham.

Y de una propuesta que pretende ser diferente a otra que pretende justo lo contrario, ser eficiente dentro del subgénero de las casas encantadas. Y 'The Dead Room', de Jason Stutter, consigue serlo. Una producción contenida, bien pautada y que sabe jugar con sus escasos elementos para beneficiarse de la sugestión en detrimento de los efectos especiales, logrando ser ante todo muy efectiva durante unos 80 minutos que se pasan volando.

Básicamente, lo mismo que consigue Corin Hardy con el folclore irlandés a través de 'The Hallow', con la que no por casualidad ha llamado la atención de Hollywood. Especialmente meritorios resultan su lograda ambientación y la autenticidad tangible de "sus espíritus", lo que demuestran cierta búsqueda de notoriedad que a la vez no está reñida con la humildad general de la propuesta. Aunque algo errática en su devenir, en especial durante su segunda mitad, se trata también de un relato adulto de corte fantástico modélico y convincente en su clasicismo. Puede que no sorprenda particularmente, pero ni mucho menos decepciona.

La que sí sorprende es la canadiense 'Endorphine', de André Turpin, superando así las expectativas de lo que cabe esperar de una película "onírica", a menudo un peligroso refugio para dementes con vocación de falso artista. No es el caso, y esta "ida de olla" de 80 minutos maneja perfectamente la incertidumbre que planea en cada fotograma. Muy cercana al espíritu gamberro del cine de Quentin Dupieux, solo que trazada con mayor seriedad y un propósito claramente metafísico que contrasta con el cachondeo desinteresado de Mr. Oizo. Pero por colar, cuela, y muy bien... por más que, posiblemente, haga falta un segundo visionado para empezar a entenderla de verdad.

La que posiblemente no cuele a la segunda, ni a la tercera, ni a la cuarta... ni quién sabe si nunca es 'Nie yin niang (The Assassin)', la representante taiwanesa a los Óscar que interpreta literalmente aquel dicho de "me estás hablando en chino". Dicho bien a las claras, el nuevo trabajo de Hou Hsiao-Hsien es un coñazo vil y pretencioso que, a pesar de estar filmado al ralentí, resulta de lo más confuso. Un wuxia mil veces visto que se ahoga en la "presunta" belleza de sus imágenes, la misma que "presuntamente" ha provocado el mayor número de deserciones de lo que llevamos de festival. Y no se les puede culpar...

Todo lo contrario que 'I am a Hero', desde ya una de las favoritas a llevarse el premio del público. Perfectamente, la que podríamos bautizar como la 'Shaun of the Dead' japonesa, algo no obstante ya presente en el divertido manga original de Kengo Hanazawa, fan confeso de entre otras la citada película. Una producción con un gran arranque y un notable aspecto visual que, además, sabe hacer un notable uso de la sangre resultando así muy accesible para los más sensibles (y a pesar de un clímax bastante "hardcore", como cabe esperar). Sin embargo, y a pesar de ser una cinta de lo más simpática, de inicio promete mucho más de lo que acaba ofreciendo, yendo de forma irregular de más a menos y dando la sensación de quedarse a medio gas, casi como si se estuviera reservando de cara a una segunda parte que no tardará en llegar... en cualquier caso, merece la pena.

Como merece la pena la que para un servidor es por ahora la mejor película vista en esta 48 edición del Festival de Sitges, 'Bone Tomahawk'. El multidisciplinar S. Craig Zahler debuta como guionista y director con este notable western (con caníbales al fondo) de ritmo pausado que se sustenta en los personajes (excelentes sus cuatro protagonistas), la sensación siempre presente de calma tensa y unos contundentes y ocasionales instantes de violencia. Como si metiéramos en una coctelera títulos como 'Centauros del desierto', 'Silverado', 'Las colinas tienen ojos' o el concepto tras el montaje original de 'El guerrero número 13': un híbrido que a pesar de sus dos horas largas de metraje engancha por el mimo que se respira en cada detalle, dónde nada resulta fortuito y cada plano y diálogo se disfruta en su justa medida.

Continuará...


Por Juan Pairet Iglesias


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