Días 8 y 9: Belfast, y nada más
Una nueva edición más del Festival de Cine Europeo de Sevilla llega a su fin. Atrás quedan 8 magníficos días donde la capital andaluza se convierte en el epicentro del ecosistema cinematográfico que late en este continente, una ristra de más de dos centenas de películas que completan una programación siempre a la última y, por encima de todas las cosas, la experiencia comunitaria de vivir en el SEFF con viejos y nuevos amigos, compañeros o seres que comparten pasión y amor por lo que importa, el cine.
Con la lectura del palmarés en el día de ayer se cerraba la 18ª edición del SEFF, que nombraba gran triunfadora a la 'Great Freedom' de Sebastian Meise, ganando el premio al Mejor Actor para un soberbio Franz Rogowski y el Giraldillo de Oro. La película austríaca sucede así a 'Malmkrog' de Cristi Puiu, ganadora aquí el año pasado. Otros premios importantes fueron el de Mejor Director para Jonas Carpignano por 'A Chiara' o el de Mejor Película EFA (premio que otorga el público asistente al festival) para 'La peor persona del mundo', de Joachim Trier.
Normalmente, este medio suele publicar una crónica por día durante los 8 que dura el certamen, pero con motivo de la película que clausuraba el festival, este año se ha hecho una excepción, uniendo las crónicas del día 8 y del día 9 en una, junto al ya habitual top 5 de películas vistas durante el festival. La 'Belfast' de Kenneth Branagh, una de las películas más importantes que han pisado el Festival de Cine Europeo de Sevilla en su historia (ya sabrán por qué), tiene la culpa de esta decisión.
El pasado viernes, el SEFF tenía la última ocasión de comprobar por qué el ojo clínico que tiene Martin Scorsese para albergar bajo su manto cine europeo es una cosa tremenda. Tras apadrinar 'A Chiara', Marty hace lo propio con la croata 'Murina', un coming of age veraniego de potentes reivindicaciones y de mucha efusividad vital. Una ópera prima cuidada y paciente, horneada a fuego lento en sus 2/3 partes, pero de un bastante mejorable final.
Antoneta Alamat Kusijanovic, la directora del filme, se sumerge con mucho estudio en una familia local de la costa adriática presa de lo patriarcal, y centra sus brazadas en Gracija Filipovic, un alma que quiere ser libre, pero que está sometida a una excesivamente dura red parental. Toda la calma que se toma el relato para sentar las bases de su argumento y para desarrollarse, se pierde en unos últimos 3 minutos que atropellan un cierre preparado para un final de sostenida poesía. No le viene grande la Cámara de Oro, pero tampoco es una gran cinta.
Cuando el SEFF pegaba sus últimos coletazos, se resguardaba para darlo todo con la película que clausuraba el certamen y terminaba de darle salida a las últimas sesiones que quedaban en su line-up, entonces llegó Rodrigo Cortés. Espléndida película 'El amor en su lugar', una obra indetectable entre todos los géneros en los que se mueve, reformulando el horror de la guerra sin ser insolente y, sobre todo, abrazando con honra y suma admiración al oficio del artista desde un lenguaje absolutamente pasional.
Es una experiencia brillante acompañar a un grupo de actores de teatro judíos que se pierden y regresan entre mundos meta, conocer sus emociones y sus miedos a la vieja usanza (aguantando sus cargas con planos secuencia), o darles la mano en el terror de su último acto. Ya se pudo advertir hace más de un año que Clara Rugaard era muy buena con el tema de la expresividad tras 'I Am Mother'. Después de esta película, lo de buena se le queda corto. Ella canaliza, delega, atrae y estalla los ritmos del relato con la fuerza de una estrella de la industria. Se cena a todos sus compañeros.
'El amor en su lugar', junto a la 'Jojo Rabbit' de Waititi, supone una ruptura paradigmática de esa visión desgraciada y funesta del pueblo judío, y (re)confirma a Rodrigo Cortés como un cineasta fabuloso y como un creador de universos privilegiado. Una de esas películas que reconcilian sentimientos con un género que parece intentar siempre sobrevivir como es el musical y que levanta a la gente en aplausos porque se convierte en algo más que una película, en un vínculo entre espectador y arte. Uno de los títulos más importantes e inolvidables de este SEFF.
Y si las sensaciones ya eran maravillosas tras el último trabajo de Rodrigo Cortés, la mañana de ayer sábado iba a ser una de las mejores mañanas de la historia de este festival. La pueden llamar 'Belfast', o pueden decir que es enamorarse (otra vez) del cine. El precioso viaje a la memoria de Kenneth Branagh es un triunfo mayúsculo de la emoción como motor narrativo y una poesía audiovisual a la conflictiva Irlanda de sus recuerdos. Lo del joven Jude Hill aquí es un escándalo. Una obra majestuosa en impacto pero sencilla y pequeña en sus formas.
'Belfast' es una película desprovista de ataduras, desacomplejada y desarmada de toda intención, franca y honesta en su único propósito de contar una emotiva historia personal pero que pertenece a muchos; a los que se quedaron, a los que se fueron y a los que allí se perdieron. Es fácil tenderle a 'Belfast' el puente comparativo con la 'Roma' de Cuarón, pero más allá de su temática nostálgica y del B/N (aquí hay un formato y un uso más "físico" que el lirismo del mexicano), la británica es mucho más conmovedora y sentida. La suerte de que Branagh sea un autor con honda sensibilidad.
Ojalá más directores se retrotrajesen con más asiduidad a sus infancias desde el punto de vista artístico, mediante el canal temporal que surge de sus obras. El cine conquistaría corazones sin necesidad de producir cualquier cosa irresponsablemente o sin la obligación de reformar viejas historias que ya fueron contadas una vez en el tiempo. 'Belfast' es la brillante prueba de ello, y resulta difícil creer que esta película no va a reunir más corazones (académicos incluidos) durante la temporada de premios.
Así concluye la última crónica de este SEFF 2021, una edición que recuperaba las sonrisas cercanas y el contacto con semejantes, pero que también genera una sensación intranquila de que las mejores películas que sirve últimamente este festival son aquellas que no circulan entre sus secciones a competición. Quizá el SEFF está creciendo, o quizá el público que asiste a este festival esté culturizando su paladar a unos niveles más exquisitos, pero lo que está claro es que el certamen está adquiriendo una imagen de relevancia que no va tan acorde con su mentalidad de mecenas. Reflexionen (si les apetece) sobre ello, dirigentes y compañeros organizadores.
A continuación, como todos los años, se les adjunta el Top5 (sin orden de importancia o calidad) de mejores películas vistas durante la 18ª edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla, así como un breve texto a modo de comentario. Hasta el noviembre que viene, amigos y amigas.
- 'A Chiara', dirigida por Jonas Carpignano (ITALIA)
Si David Chase decapitaba el concepto mito de la mafia en 'Los Soprano' hace 20 años, Carpignano sintetiza y eleva exponencialmente la idea de que la familia (no) lo es todo en 'A Chiara'. La consagración de un director especialista en retratos sociales muy certeros, y la demostración de que la vida nos pone a gente a nuestro lado, pero no nos impone que nos las quedemos luego. Una película orgullosa de su era pop y de rebosante coraje juvenil.
- 'Ali & Ava', dirigida por Clio Barnard (GRAN BRETAÑA)
La enésima piedra preciosa de una mina de invisible fondo como la que disfruta la industria cinematográfica británica cuando se pone a hablar de su sociedad. Una historia de daño y reparo, que habla de la música como purgadora de almas y que venera el amor como el más importante de los privilegios de un ser humano. Película para personalidades diferentes, chocantes y polarizantes, esas que se dice que al final siempre acaban fabricando magia entre ellas.
- 'Europa', dirigida por Haider Rashid (ITALIA)
El título que justifica el por qué existe y cómo es de importante el Festival de Cine Europeo de Sevilla. Un thriller físico, sucio, incómodo y visceral que ubica la opinión de aquel que no se quiere enterar de lo que es ser un inmigrante hoy en día. Película con aroma a corto que enorgullecería a Paul Greengrass y que pone en el radar el nombre de Adam Ali. Una joya artística minúscula, casi insignificante en cuanto a sensor cinematográfico, pero de una proporción social impresionante.
- 'El amor en su lugar', dirigida por Rodrigo Cortes (ESPAÑA)
Porque ya no hay miedo en contar algo triste como algo esperanzador, lleno de vida cuando antes tenía polvo de muerte. Una película repleta de luz, música y aliento, con multitud de géneros en constante fluctuación y con la certeza de que todo es exactamente como el director de la película lo quiere (y siente) contar.
- 'Belfast', dirigida por Kenneth Branagh (GRAN BRETAÑA)
Qué maravilla cuando el cine permite acompañar a un artista a retrotraerse a sus orígenes y le da la mano en una travesía por los recuerdos que conmueve y estimula a partes iguales. Una película homenaje, referencia y fundamento a la misma vez, con un reparto que hace justicia a su reputación, pero cuya única cara debutante roba el alma del que la ve. Quizá sí que sea la película de la temporada.
That's what I say.
Por Jesús Sánchez Aguilar
@JesAg_
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