Día 5: Y al quinto día, la pintura trajo la excelencia
Noviembre nos ha regalado uno de esos presentes para supersticiosos en este martes al caer en día 13, aunque muchos otros se lo han tomado (como debería ser) como una buena excusa para acordarse de los inigualables Josema Yuste y Millán Salcedo, a.k.a "Martes y Trece". Pero cambiando totalmente el sino de un día con semejante mala fama y tal como si fuese una predicción, al quinto día de SEFF (y a través de la pintura) llegó la excelencia a este festival.
Primero llegó desde Hungría con 'Ruben Brandt, Collector', una fantasía de película donde la pintura y el cine se dan la mano fraguando un mundo animado donde convergen multitud de líneas artísticas. Su espectacular despliegue de imaginación la convierte en la versión cubista de 'Ocean's Twelve'. Las referencias culturales enriquecen una historia vibrante, bien marcada y ejecutada de fábula entre el thriller, la acción y cierta comedia sana.
Alfred Hitchcock, 'Rambo', Velázquez, 'El gran dictador', 'La Venus de Boticcelli', 'El Elvis doble de Andy Warhol', el Comediante de 'Watchmen', 'Los noctámbulos de Edward Hopper' e incluso una versión personalizada y cabaretera del 'Oops!... I Did It Again' de Britney Spears (por parte del talentoso colectivo grupal que forman Postmodern Jukebox) son algunas de las decenas de guiños remarcables que la película coloca de manera deliberada para dotar aún más de ritmo y vida a la historia.
La jornada experimentaría un sensible bajón con uno de los biopics programados por el festival y colocado en este caso como en la sección de Special Screenings, donde se proyectan títulos a priori importantes que no compiten en Sección Oficial ni en ninguna categoría pero que aportan cierta categoría al conjunto del festival. No iba a ser este el caso de 'The Happy Prince', biografía sobre un período concreto y turbio de la vida del gran Oscar Wilde que Rupert Everett escribe, dirige y protagoniza.
Su redundancia a la hora de contar algo que se deja claro desde el contexto escrito de la primera escena resulta agotadora. La cinta es pretenciosa, demasiado evocadora y marra a la hora de marcar y contar los tiempos, tanto que incluso a veces se duda del raccord de la película. Si la historia hubiese estada focalizada en el personaje de Robbie, el filme sería muchísimo más interesante, pero Oscar Wilde queda reducido con esta trama a un alma errante que poco a poco baja a los infiernos por su jovial naturaleza, donde solo consigue brillar el Everett actor, divo y vigoroso a la vez que perdido y ególatra.
Pero el día iba a mejorar hasta alcanzar una cota (ojalá que no) insuperable. La controversia entre hacer pelis de tres horas o hacerlas más cortas se acaba cuando 'Obra sin autor' se te planta delante de una pantalla y te clava al asiento. Magnífica película que habla más de sitios en gente que de gente en sitios y donde la búsqueda de la verdad trasciende sobre un discurso artístico que se sobrepone a penurias bélicas, familiares y sociales. Excelente dirección de Florian Henckel von Donnersmarck, hábil en la dirección de actores y crecido con el recurso maravilloso del difuminado.
Pero lo mejor de la película llega a través de su sonido. La banda sonora que compone Max Richter es una locura que arrasa sentimientos e ideas. Recuerda mucho a esa intensidad elegante que adaptó con solemnidad el tristemente desaparecido Jóhann Jóhannsson para firmar la extraordinaria banda sonora de 'La llegada' hace 2 años. La forma conquistadora que tiene la música de introducirse en la escena la fermenta de una inocencia preciosa donde el violín hace lo que quiere con nuestro tímpano. Uno de los trabajos más impresionantes de la temporada que indica entre más cosas la más que posible candidatura a ganar el Giraldillo de Oro de 'Obra sin autor'.
El arte y el cine son un matrimonio indisoluble pero parece que gustoso de ser gestionado en la sombra. No se presume casi nada de las referencias que el cine le hace constantemente a pinturas prodigiosas a través de encuadres, paletas de colores o puestas en escena. De hecho, encontrar una es un fenómeno más curioso que admirado, al igual que el arte (sobre todo el fan art) ha dado incluso trabajos más loables que muchos pósters oficiales de películas y esto se agradece como un detalle más que se alaba como una obra. De seguir siendo así, que sea el SEFF la Iglesia que renueve sus votos matrimoniales. El martes 13 dio mucha suerte, aunque suene increíble.
That's what I say.
Por Jesús Sánchez Aguilar
@JesAg_
Obra Sin Autor (es una obra de arte).
At War (otra vez brutal Brizé, vaya final más bestia).
El Silencio de Otros (imperdible, impresionante, inolvidable).
Ruben Brandt, Collector (una de las joyas de la temporada. Ocean's Twelve como si fuese animación cubista).
Close Enemies (thriller cojonudo con los tiempos muy bien marcados. Grandes Schoenaerts y Kateb).
Las peores:
Dovlatov (da pereza hasta hablar de ella. Insufrible).
Maya (una de las películas más mal interpretadas que he visto nunca).
Border (la flipada del festival. Se va a la ciencia ficción con un ex abrupto narrativo sorprendente).
The Happy Prince (sodomía gratuita).
Mención Especial a:
Tiempo Después (divertidísima película. Qué canalla es Cuerda).
Michael Inside (drama carcelario muy bien trabajado, sin ningún reproche).
Mektoub, My Love: Canto Uno (Kechiche siendo tan visceral como siempre. Su visión de la juventud es muy pura).
A mí me pareció una soberana mierda.
Es lo que tiene la absurdez.