'La sombra del pasado' - Las películas largas no son aburridas
El debate sobre la controversia que supone hacer películas de 3 horas de duración o hacerlas más cortas se acaba cuando 'La sombra del pasado' se planta delante del espectador en una pantalla y le deja clavado al asiento. La última película de Florian Henckel von Donnersmarck (qué apellidito, hijo), director de la aclamada 'La vida de los otros', que fue la ganadora del Óscar a la Mejor Película Extranjera en el 2006, es uno de esos ejemplos donde se puede comprobar que no siempre lo bueno si es breve dos veces bueno.
'La sombra del pasado' es una magnífica película que habla más de sitios en gente, que de gente en sitios. La búsqueda de la verdad sobre un discurso artístico que se sobrepone a penurias bélicas, familiares y sociales. Excelente dirección de Von Donnersmarck, hábil en la dirección de actores y crecido con el recurso maravilloso del difuminado, ligando a la narración un componente evocador que sirve de máquina del tiempo instantánea sin necesidad de flashbacks.
Uno de los aspectos más extraordinarios de la película amén de la historia es la arrasadora BSO de Max Richter, un tipo que habría que ir tomándolo más en serio y no solo por ser "el tío de 'In The Nature Of The Daylight'". Vaya dos trabajazos ha firmado este año con 'La sombra del pasado' y con la de 'María, reina de Escocia'. En ambas usa un sonido depurado y fino que polvorea ambas películas de infancia y recuerdo en una, y de epopeya y reino en otra.
Hacer películas duraderas puede ser un poco contraproducente a veces, pero si la historia merece un desarrollo paciente y meticuloso, la decisión es la adecuada. En 'La sombra del pasado' se refleja a través de un personaje (estupendo Tom Schilling, especialmente en el clímax) y la evolución de multitud de elementos narrativos, ya sean más personajes, giros y arcos argumentales, la música o incluso la propia Alemania, y todo en 180 minutos sin perder interés. Pasivo no siempre significa no activo.
Por Jesús Sánchez Aguilar
@JesAg_