Domingo grande en la ciudad de Sevilla. El mejor derbi del fútbol español se celebraba a las 21:00 y la ciudad se paraba para contemplarlo. Salió vencedor el Sevilla y perdedor el Betis, pero la que ganó sin duda por el colorido y el ambiente fue la ciudad. Tras la salida del primer pase de la tarde, los asistentes al SEFF aprovechaban el largo espacio de las taquillas para fotografiar y admirar la atmósfera de fútbol que se respiraba por los seguidores del Sevilla en los aledaños del Nervión Plaza. Fue una bonita estampa que merecía la pena recoger en unas líneas. Este no es el caso de 'Memoria'.

Lo malo de las citas a ciegas es que la realidad puede amargarte el rato que dure el encuentro. Citarse a ciegas con Apichatpong Weerasethakul y pedir 'Memoria' de primero es suicidarse en una sala de cine. Interminable, insoportable y absolutamente irrelevante película. El letargo de su narración no encuentra justificación alguna, la contemplación de sus planos es gratuita, los personajes son muñecos despojados de toda señal de emoción, etc. Es imposible evidenciar en un texto (no por imposibilidad, sino por ganas) por qué 'Memoria' es una cinta tan insufrible.

Algún día habría que preguntarle a Tilda Swinton por qué se metió en esta película (no necesita de un nombre atractivo en la dirección, ella tiene más caché). Aquí no encaja nunca en el estilo del relato, nunca encuentra un hueco de coherencia para estabilizar su papel. Hay que celebrar que 'Memoria' y cineastas como Weerasethakul encuentren aplausos en las salas (en la diversidad de criterio está el futuro de la cultura). Tendrán sus mensajes, sus intenciones y sus motivaciones. Que busque el que quiera. El resto, a olvidarla lo antes posible.

Menos mal que para salvar el día, nos llegaba la última demostración de que el 2021 ha sido un año de tiranía italiana. Eurovisión, la Eurocopa, los 100 metros lisos, y ahora el SEFF. La impotencia de no poder elegir la familia en la que se nace, la base de ese cine lúcido, monitorizado y esperanzador de Jonas Carpignano, desborda como idea la pantalla en una película descomunal como es 'A Chiara', una continuación más latente de lo conseguido en 'Mediterranea' y 'A Ciambra' por una de las voces jóvenes más interesantes del cine europeo.

Con la juventud como balanza moral, es impresionante cómo la película, dentro de lo que es un festival de estilo pop, deconstruye a la mafia, a los estratos sociales (enorme crossover con la primera película de esta aparente trilogía juvenil) y a la lozanía calabresa. Con la misma naturalidad con la que David Chase deshumanizaba a la mafia en 'Los Soprano', Carpignano recorre cada pensamiento de la protagonista (una estelar Swamy Rotolo) para vislumbrar que el precio a pagar por seguir otro camino no es tan caro. Desde ya la película a batir de este SEFF.

En un día donde Sevilla se tiñó de rojo, el SEFF vio cómo se clavaba la bandera italiana en su Sección Oficial. Ojalá haya una película mejor en lo que queda de festival en esta sección (sería una señal estupenda), pero difícil que aparezca un título más honesto, fuerte y estimulante que la película de Carpignano. Normal que sea el ahijado de un tal Martin Scorsese, y normal también que el SEFF le traiga cada vez que puede. Por cierto, el festival sigue trayendo películas. Hoy lunes, por ejemplo. ¡A las salas!

That's what I say.

Por Jesús Sánchez Aguilar
@JesAg_