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Sobre el hype

Vía Festival de Cannes por 19 de mayo de 2012
El hype es como la demagogia. Es un concepto que mucha gente usa pero poquísimos saben qué significa realmente. Ambos van la mar de bien también para zanjar discusiones. Ejemplo: ''No veo la razón de seguir discutiendo contigo... ¡estás haciendo demagogia!'' ó ''Mira, ¿sabes cuál es el problema de esta exposición? El hype.'' Así de fácil. Y nos quedamos tan tranquilos. Pero la verdad es que el hype es algo más que un truco barato para causar buena impresión.

En realidad es aquella peligrosísima arma de doble filo que surge cuando el conjunto de receptores/consumidores empieza a hacerse ilusiones sobre el producto/propuesta que está a punto de recibir. Es una reacción justificada o no, que a priori le va de perlas a la, por ejemplo, película de turno, pero que a posteriori le perjudica, y de qué manera, al no poder alimentar las esperanzas casi infinitas albergadas por su audiencia.

A veces no es culpa de la película; lo es más bien del pardillo y sus ilusiones, como aquel que ve a sus treinta y pico años finalmente decide ver 'Taxi Driver' para ver si realmente es tan buena como dicen... pero finalmente las aventuras de Travis Bickle la parecen poquita cosa. Historia verídica, por cierto. Tan cierta como que hoy Cannes ha sido abducida por el comentado efecto hype.

Muchas ganas había de llegar con la mente fresca a la cuarta jornada de la competición, ya que hoy presentaban candidatura a la preciada Palma de Oro dos auténticos pesos pesados del cine de autor. El primero de ellos ya se hizo con el premio gordo en este mismo escenario hará ahora tres ediciones. Cristian Mungiu, autor de la escalofriante y notable '4 meses, 3 semanas y 2 días' y principal responsable de la desternillante 'Historias de la edad de oro' presentaba en esta ocasión 'Beyond the Hills' (''más allá de las colinas'').

La historia, sobre la relación de amistad y posible amor entre dos chicas, una de ellas encerrada en un convento ortodoxo, la otra depresiva y en plena deriva, no se ha hecho con la aprobación rotunda con la que contaba antes de ser presentada. Mientras algunos en ella a una clara candidata a estar representada en el Palmarés Final, los demás, algunos de ellos conscientes de las -quizás excesivas- expectativas con las que iban a la sala, se han quedado con el ritmo cansino de una película de más de dos horas y media de metraje. Tiempo en el que las sorpresas que esconde el guión (que por lo que nos llega, las hay, e impactan) no consiguen borrar la sensación de tedio generalizada.

También había muchas ganas de hincarle el diente a 'Lawless', nuevo trabajo del australiano John Hillcoat, quien ya se encargara de la excelente adaptación de la no menos excelente obra de Cormac McCarthy 'The Road'. En este caso, el director de Queensland se asocia con un reparto de ensueño en el que encontramos nombres de la talla de Shia LaBeouf, Tom Hardy, Gary Oldman, Jessica Chastain, Mia Wasikowska y Guy Pearce, además de con el cantante Nick Cave (que firma el guión).

Este presunto dream team se ha unido para narrar la historia verídica (cójase con pinzas este calificativo) de los hermanos, que en los años 30, en plena ley seca, se dedicaron a proveer de rico al alcohol al necesitado pueblo. Tenemos pues la clásica historia de personajes al margen de la ley, que en este caso está brindada con chorros de violencia y épica inocentona. El resultado, como con Mungiu, ha sido otro claro ejemplo de los efectos devastadores de nuestro querido amigo hype. No se ha palpado tanto la desilusión como en el anterior caso, pero permanece la sensación de que el filme se ha conformado con simplemente entretener, más que trascender... lo contrario que Mungiu, vaya.

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