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Al mal tiempo...

Vía Festival de Cannes por 20 de mayo de 2012
Hablábamos ayer sobre los posibles efectos destructivos del exceso de expectativas alrededor de algún producto. Cristian Mungiu y John Hillcoat salieron ayer de su gran día en Cannes algo escaldados por el efecto hype. Los más pesimistas venían hoy al escenario del crimen con las malas vibraciones en el cuerpo, y ni el anuncio de que hoy iba a proyectarse el nuevo filme de uno de los peces gordos (gordísimos, para hacer justicia a su carrera) ha podido cambiar su semblante.

Será que hoy en la Croisette la meteorología no acompañaba precisamente. Una muestra, la imagen que más se ha visto más hoy ha sido la de los valientes que esperan pacientemente a la salida del Palais, batallando no solo por conseguir una entrada para su película más esperada, sino también destinando todas sus energías a combatir la lluvia y los vientos semi-huracanados. Dantescas, apocalípticas, las imágenes que nos llegaban hoy de la Côte d’Azur.

Pero ya se sabe, al mal tiempo buena cara, y para sonreír, nada mejor que una buena película. A poder ser, dos. Dicho y hecho, Para bien de todos, la fiesta no se ha aguada por obra y gracia del pez gordo antes mencionado: Michael Haneke, quien ya ganara la Palma de Oro en su anterior participación en Cannes gracias a la magistral 'La cinta blanca', ha presentado en sociedad su esperadísimo nuevo trabajo, 'Amour', en nuestro idioma, ''amor''.

Peligro, porque efectivamente, al autor de la también soberbia 'Funny Games' no le ha dado por inyectar azúcar en sus películas. Ni mucho menos. El ''amor'' según Haneke es como solo podía ser, una película devastadora (en este caso, un drama de apariencia minimalista, localizado casi exclusivamente en un opresivo apartamento en el que una pareja de ancianos se enfrenta al avance implacable de una enfermedad en uno de ellos) que ha arrancado una sonadísima ovación del patio de butacas del Grand Théâtre Lumière.

Unanimidad apabullante para una cinta que huele a grandes premios, no solo para su excelente director y guionista, sino también para la pareja protagonista, leyenda viva del cine francés (Jean-Louis Trintignant hacía catorce años que no aparecía en ningún film y Emmanuelle Riva) a la que Haneke ha devuelto un esplendor del que parece que se han contagiado todos los aspectos de esta película.

No ha conseguido tanta aprobación el nuevo proyecto de un director al que también se esperaba con ganas, aunque claro, el listón estaba altísimo. A Thomas Vinterberg se le deseaba no solamente por su incuestionable pedigrí, sino también por el morbo que le dio el certamen en la edición pasada uno de sus más queridos colegas. Hablamos cómo no del siempre polémico Lars von Trier (no hace falta recordar aquella lamentable rueda de prensa, y mucho menos las posteriores reacciones), que en esta ocasión ejerce de productor.

Productor de 'Jagten (The Hunt)' (''la caza''), sobre cómo la vida de un profesor de guardería se va desmoronando tras la acusación dirigida a su persona, de abuso a menores. Con la dureza y crudeza habitual del co-fundador del movimiento Dogma, hay quien ha visto en ella un mero ejercicio culebresco, y otros (aquellos cuyos aplausos se han dejado oír más) que han disfrutado con un drama maduro y complejo sobre un tema tan escabroso como hiriente.

Mientras, en la Quincena de los Realizadores, se ha presentado 'Infancia clandestina', una producción hispano-argentina, de Benjamín Ávila, sobre la niñez en los tiempos de la dictadura argentina, ha dejado buenas sensaciones entre el público, y ha dejado constancia que por mucho que llueva; por mucho que sople el viento, no hay mejor cura a nuestros males que una buena dosis de cine. Amén.

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