''¿Sabéis lo que necesitáis vosotros? ¡Una buena guerra es lo que necesitáis vosotros!'' ; ''No puedo contigo, ¡siempre me estás controlando! ¡Déjame respirar!'' ; ''No te entiendo, ¡en mi época en la mejor navidad nos regalaban un libro y dábamos las gracias!'' ; ''Te ayudo en lo que quieras, abuelo. Pero se dice internet, ¡no internés!'' Sí, los encuentros intergeneracionales han sido, son y seguramente serán, la monda. Una mina inagotable de rabietas, frustraciones y, por qué no decirlo, risas incontroladas.

Elementos todos ellos de los que se ha nutrido, se nutre y seguramente se nutrirá, el cine. Conscientes de ello, los mandamases del Festival de Cine de Cannes han programado para la sexta jornada competitiva de su 65ª edición, una ración triple (sí, hoy los pretendientes a la Palma de Oro se han agolpado literalmente) de aquello que tanto nos gusta: el choque entre generaciones.

El primero de ellos viene servido por una auténtica vaca sagrada de estos acontecimientos. Abbas Kiarostami, el que para muchos es el gran abanderado del cine iraní, hace las maletas una vez más (después de su viaje por la Toscana en la notable 'Copia certificada') y se va Japón para ofrecernos 'Like Someone in Love' (en cristiano, ''como alguien enamorado''), historia del enamoramiento de un anciano profesor... con una estudiante que se dedica a la prostitución.

¿Alguien dijo morbo? Desde luego, pero los que conocemos a Kiarostami sabemos que éste no va a ser su único argumento a la hora de vendernos un producto suyo. Efectivamente, pues su nuevo filme, como no podía ser de otra forma, es otro claro exponente de la sensibilidad y modernidad de este genial autor. El problema, dicen, es que la película funciona a fogonazos, que por separado deslumbran, pero que no llegan a dibujar un conjunto sólido. Es por esto que el comentario que más se oye al respecto es que es un film mejor cuando te hablan de él, que no cuando se ve.

Descartada casi del todo la Palma de Oro para Kiarostami, ha llegado la hora de ver qué tenía que ofrecer otra vaca sagrada (en este caso, el nonagenario Alain Resnais), que cómo no, acudía a la Croisette con un encuentro intergeneracional bajo el brazo. Con 'Vous n'avez encore rien vu' (''todavía no habéis visto nada''), un director de teatro consigue a través de su última voluntad, que se reúnan los actores de todas las edades que han trabajado bajo sus órdenes.

Un exquisito reencuentro post mortem que a parte de ser una excelente excusa para que el cine galo saque pecho (excelentes por lo visto las interpretaciones de todo su reparto, en el que encontramos a grandes de la interpretación como Mathieu Amalric, Lambert Wilson, Michel Piccoli o Anne Consigny), es también la ocasión ideal para comprobar que quien tuvo retuvo. Algo a lo que Resnais no es ajeno, si tenemos que guiarnos por el alud de críticas entusiastas que han acompañado al enésimo experimento fílmico de este incombustible cineasta.

Para cerrar el ciclo de diálogos entre generaciones, vemos a un apuesto socorrista hablar con la madurita pero también incombustible Isabelle Huppert.'In Another Country' (''en otro país'') tiene como anfitrión a otro fijo en estas ocasiones, el híper-productivo surcoreano (valga la redundancia) Hong Sang-soo, cuyo último trabajo, aunque no se haya hecho con tanta clamor como el anterior comentado, sí ha arrancado numerosos aplausos en el Palais de manos de una críticas que ha sabido apreciar su característica cinefilia, además de su inconfundible talento a la hora de filmar los pequeños grandes encuentros casuales que marcan de la vida... tanto de los jóvenes, como de los que no lo son tano, claro está.

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