La tercera jornada en el Festival de Cannes descubrió a los dos grandes protagonistas de la Quincena de Realizadores. Se trata de dos autores franceses que han dedicado sus nuevas obras a explorar el arte de la seducción (especialmente femenina). Por la mañana nos esperaba Philippe Garrel presentando la última, y mejorada, tercera parte de la trilogía compuesta por 'La Jalousie' y 'La sombra de las mujeres'. En esta ocasión, el autor de 'Los amantes habituales' narra los pequeños dramas, malentendidos, alianzas y avenencias que emergen de la forzada convivencia de un triángulo integrado por un profesor de filosofía llamado Gilles (Éric Caravaca), su hija de 23 años Jeanne (interpretada por la hija del cineasta Esther Garrel), y su novia Arianne (Louise Chevillote), nacida el mismo año que Jeanne.

El conflicto entre los tres personajes se inicia una madrugada cualquiera, cuando la pareja recibe la visita fortuita de Jeanne. Asfixiándose en su propio llanto, la veinteañera con el corazón roto le cuenta a su padre que ha abandonado el apartamento que compartía con su novio, y, ahora, no tiene dónde pasar la noche. A partir de ese momento la presencia de Jeanne en el piso parisino destapará la inestabilidad (hasta entonces invisible) de los recién ennoviados. Ante todo cabe decir que la maravillosa 'L'amant d'un jour' no es la arquetípica historia sobre una adolescente que intenta hundir la nueva relación de su padre. Más bien, estamos a punto de testigos de lo contrario. Pues Jeanne entablará un vinculo de adoración maternal con esa chica más curtida en el arte de amar que ella. Una voz en off femenina que no se identifica con ninguno de los tres personajes es la encargada de reconducir las tres historias intercaladas de 'L'amant d'un jour': el final de esa pareja, su cronología de celos e infidelidades, y, la más interesante, la extraña e irrompible relación de amistad entre Jeanne y Arianne.

En su rohmeriana 'L'amant d'un jour' Garrel describe el estadio del desamor como un enfermedad pasajera, un tumor que sólo puede extirparse con el paso del tiempo. Aunque la representación de la depresión de Jeanne y la puesta en escena de la relación en vías de extinción de Gilles y Arianne sumen el film en un clima derrotista, 'L'amant d'un jour' no es una película pesimista que condena al hombre por su insatisfacción eterna, o su inagotable deseo de seducir. Garrel nos invita a caer, una y otra vez, en la misma a trampa. A ser, al fin y al cabo, humanos.

Ese mismo mensaje hedonista lo encontramos en la primera comedia de enredos firmada por la cineasta parisina Claire Denis. La película encargada de inaugurar la Quincena de Realizadores, y que, por lo tanto, queda excluida de la competición, es una crónica de las aventuras erótico-sentimentales de una madre divorciada, cuyo corazón no se ha rendido debido a su obsesión por volver a amar. Isabelle (Juliette Binoche) no necesita un hombre para sentirse completa o realizada. En este sentido, sería erróneo interpretar esa búsqueda compulsiva de individuos del sexo opuesto como una señal de debilidad causada por la dependencia del otro.

De entrada, el argumento de 'Un beau soleil intérieur' podría remitirnos a 'Gloria' de Sebastián Lelio; o, incluso, si la protagonista hubiese nacido dos décadas después, a las tragicomedias de Lena Dunham, Hadas Ben Aroya o Desiree Akhavna. Sin embargo, pese a las similitudes narrativas, esta película escrita por Denis y la novelista Christine Agnot está más cerca del universo hongsangsooniano que de aquél que comparten las tres millennials citadas. En este sentido, los hombres que frecuentará Juliette Binoche –interpretados por Xavier Beauvois, Alex Descas, Nicolas Duvauchelle, Philippe Katerine, o Gérard Depardieu entre otros– personifican el prototipo de hombre inseguro e histérico que impera en la filmografía del director surcoreano. Como en la obra del autor de 'Right Now, Wrong Then', en 'Un beau soleil intérieur' presenciaremos todo tipo de situaciones cómicamente surrealistas por culpa de la nula inteligencia emocional de los amantes.

Otro día, más.

por Carlota Moseguí
@carlota_mosegui