De las polémicas viven los festivales. Es quizás una afirmación algo simplista y que desde luego deja de lado una infinidad de activos igualmente importantes. Pero no menos cierto es que a esta clase de grandes -grandísimas- celebraciones cinematográficas en parte les gusta de nutrirse del escándalo, de aquello que divide a la opinión pública. Porque ello implica debate, cuanto más acalorado sea, mejor.

No tiene que remontarse demasiado la memoria de los cinéfilos para ir a topar a la edición del año pasado, en la que se vivió aquella tristemente célebre rueda de prensa en la que Lars von Trier dijo lo que dijo. Aquello fue una encerrona: y es que los periodistas ya afilan la pluma cuando el director danés hace acto de presencia, utilizando casi con intenciones malévolas cada palabra, cada punto que sale de la boca -bocaza- del bueno de Lars.

Servidor estuvo presente en la escena del crimen, y a Chuck pongo por testigo que no hubo para tanto. Pero ya se sabe, al fin y al cabo todos fuimos partícipes de alimentar aquella -desafortunada- declaración de persona non grata. Reacción desmedida por parte de la organización que, como no, también contribuyó a alimentar a la maldita/bendita polémica, lo cual reportó al festival más -si cabe- atención mediática, que al fin y al cabo, de esto va todo el tinglado.

El caso es que en esta ocasión no parece que vaya a haber declaraciones que provoquen la histeria del personal, así que nada mejor para animar el cotarro que una película... polémica, en efecto. Leos Carax al rescate. Más de una década llevaba en inactivo uno de los muchos enfants terribles del cine francés, si no contamos su episodio en la interesante 'Tokyo!', que visto lo visto, casi podría considerarse como una especie anticipo del trabajo que ha presentado hoy a Competición.

'Holy Motors' es la película que los infelices que no hemos podido acercarnos este año a la Côte d’Azur, estábamos deseando. Lo es porque, ahora sí, da gusto leer las crónicas que nos llegan desde la Croisette, donde la disparidad de opiniones es total, y las posiciones están alejadas a más no poder.

Los aplausos y abucheos oídos al final de la proyección se han transformado con el paso de las horas en alabanzas a la incomparable creatividad de su autor (que asociándose con Denis Lavant, cómo no, además de con Eva Mendes y Kylie Minogue, por ejemplo, sigue los pasos de un hombre que cada día encarna a un personaje totalmente distinto), o en durísimas críticas a una memez sin pies ni cabeza. ¿Absoluta tomadura de pelo o la nueva Palma de Oro? On ne sait pas... de momento, la polémica está servida.

Otra muestra de lo bienvenida que es en estos casos la controversia, es que donde no la ha habido hoy en la Sección Oficial a Competición, la experiencia se ha saldado en fiasco absoluto. Y esto que hablamos de un proyecto al que había muchas ganas de hincarle el diente, al ser su director un profesional del sector de competencia más que contrastada, y al trabajar con un material de base excelente.

Solamente así puede definirse la legendaria novela de Jack Kerouac 'En el camino'. 'On the Road' es el título de su adaptación cinematográfica, y el brasileño Walter Salles su director. Director por lo visto de un desastre de proporciones épicas, al ser imposible encontrar no solo una crítica buena a su favor, sino ya directamente el más mínimo elogio a cualquier factor del producto final. Si hacemos caso a ciertas crónicas, en el Palais todavía deben de oírse los ecos de los silbidos registrados al final de este aburrido e interminable viaje de supuesto desenfreno.

Lo que sí que ha vuelto a suscitar polémica ha sido la no inclusión a la Competición de 'Io e te', regreso triunfal de Bernardo Bertolluci tras un retiro que muchos daban por definitivo. Casi diez años después de 'Soñadores', el cineasta italiano que el año pasado recibió la Palma de Oro Honorífica ha vuelto a la carga con una intensísima película sobre las interacciones de tres adolescentes en un sótano en el que hay enterrados muchos secretos. Un aplaudido retorno a lo más alto que sin duda ha ayudado a aliviar el agridulce, y sin duda polémico sabor causado por la Competición.

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