África se reivindica
Vía Festival de Cannes
por reporter 17 de mayo de 2010
Cuarta jornada de plena actividad (quinta si contamos la inaugural) en el certamen cinematográfico más importante del mundo. Cuando se cumple casi una semana del pistoletazo de salida de esta 63ª edición, ha pedido el turno de palabra un continente que en este mundillo acostumbra a ser un mero espectador -y gracias-.
Hablamos de África, que trece años después ha conseguido colar una película en la pugna por la Palma de Oro. Un honor que, con los números en la mano, debería ser mucho más frecuente, pues no olvidemos que dicho continente cuenta con la tercera industria cinematográfica más productiva del mundo (la nigeriana, también conocida como “Nollywood”).
Para poner arreglo a tan deplorable abandono, aparece 'Un home qui crie' (“Un hombre que grita”), cinta de Chad escrita y dirigida por Mahamat Saleh Haroun que se centra en Adam, un antiguo campeón de natación que se dedica ahora a ser el vigilante de una piscina. La historia describe un país convulso en el que reina la barbarie y las atrocidades, pero que a pesar de ello no impide al protagonista seguir fiel a su profesión. No han sido pocos los que han señalado algunos puntos éticamente discutibles en el discurso del filme, pero al mismo tiempo la mayoría ha aplaudido la veracidad y la emotividad que imprime Saleh Haroun a esta historia de claroscuros.
En el otro lado de la moneda encontramos a una de las vacas sagradas del cine galo: Bertand Tavernier. Con 'La princesa de Montpensier' se ha consumado oficialmente el primer fiasco en la Sección Oficial a Competición. Se trata de un drama de época que nos sitúa en la Francia del siglo XVI, para contarnos las vivencias de la noble Marie de Mézières, que deberá sobreponerse a un país sumido en diversas guerras religiosas.
Pues ni la reproducción de la época ni los conflictos narrados han entusiasmado a una crítica que no ha aprobado los intentos de modernidad por parte de Tavernier, por denotar demasiado el ánimo de protagonismo del cineasta, y de paso quitar interés a la cinta. Y que conste que de la crítica hablamos, porque nunca se pueden pronosticar con total certeza los designios de un jurado cuyos gustos cambian tanto como los miembros “itinerantes” que cada año lo configuran.
Y de esto mismo terminamos la actualización de hoy, pues la nota política de la jornada ha venido marcada por la lectura en público de la carta de Jafar Panahi, cineasta iraní arrestado por su propio gobierno que este año debería haber formado parte del jurado, en la que ha agradecido los esfuerzos por parte de la organización y de las autoridades francesas para hacer posible su liberación. Un mensaje casi de socorro que llega, no lo olvidemos, la misma semana en la que la administración de Mahmud Ahmadineyad ha anunciado aún más medidas de censura para su propio cine. Para echarse a llorar.
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A destacar lo del porno 3-D. Y al tailandés lo bautizamos cariñosamente como "Pisha" y a correr.