La inocencia fuera de control: Una niña perdida en el sistema
Muy propia del programa de la Berlinale, pero no por ello previsible, nos llega el primer largometraje de la directora alemana Nora Fingscheidt. Responsable de la dirección y el guión de 'System Crasher' (en el que trabaja desde que estudiaba en la escuela de cine, y por el que recibió ya antes de rodar la película unos cuantos premios, inclusive en la Berlinale Talents) nos explica en la rueda de prensa el largo proceso de documentación que hay detrás de esta historia (de ficción, recalca) sobre una niña que rompe todas las reglas, y sobre sus dificultades para vivir en sociedad.
Con apariencia vulnerable, pero con una fuerza y energía que la descarrilan de cualquier camino que los adultos le intentan trazar, Benni (que se hace llamar la pequeña Bernadette) rechaza constantemente escuela y hogares sociales, a conciencia o por instinto, impidiéndose un nuevo futuro, pues en el fondo lo único que quiere es volver con su madre.
Desafortunadamente, esta es incapaz de lidiar con el comportamiento impredecible y violento de su hija mayor. Con otros dos hijos, sin trabajo y en relaciones inestables, el marco familiar que le puede ofrecer es decididamente insuficiente: Por más que quiera a su hija, no sabe cómo controlarla y educarla. Si bien la película se centra en Beni con 9 años y ya con problemas, la historia de su pasado a base de flashbacks nos explica de forma breve pero con certitud que todo comportamiento humano es una respuesta, y por tanto de la importancia de esos primeros años de vida de un niño, en donde uno acostumbra a crecer sólo con la influencia de la familia a su alrededor. Es difícil seguir construyendo cuando la base se tambalea...
Arrebatos que acaban en accidentes. Momentos de colapso que le impiden reaccionar más allá de los gritos o los golpes. La policía llevándosela de nuevo a un hogar social. Los esfuerzos repetidos de educadores sociales y psicólogos, que intentan crear un marco de confianza desde el que la niña pueda empezar de nuevo. Un cuidado guión y la perfecta actuación de Helena Zengel (que recordemos tenía sólo 9 años al rodar la película) logran ponernos de lleno en el conflicto interno de cualquier persona que se enfrente a tal situación: el sentimiento de amor por un lado, el querer proteger y cuidar a esa niña, y la desesperación por el otro. La amenaza de la destrucción, de sí misma y de los que la rodean, sin embargo no se diluye. Y las alternativas se empiezan a agotar.
Con una narración trepidante, Fingscheidt logra sin duda poner sobre la mesa un tema difícil en forma de ficción pero sin perder la importancia del realismo. La película es bella, dura y valiente. E intensa.
por Aina Riu
@ganiveta_online
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