72° Berlinale: 'Alcarrás' de Carla Simón, un tributo al mundo de la agricultura en desaparición
Tras haber pasado por la Berlinale en 2017 con su primer largometraje, 'Verano 1993', y haber ganado los premios a Mejor Opera Prima y Generation Kplus (además de 3 premios Goya), la segunda película de Carla Simón, esta vez seleccionada en Competición, ha sido una de las más esperadas de esta 72° edición del Festival Internacional de Berlín.
Y no ha defraudado, más bien al contrario. Como ya hizo en su debut autobiográfico, la directora Carla Simón nos habla también esta vez de un mundo que conoce de primera mano: Alcarrás es un pequeño pueblo en Lérida, Cataluña, donde su familia cultiva melocotones y donde pasó sus veranos y navidades rodeada de abuelos, tías y primos. La película nace de la valoración de ese legado, y de la voluntad de plasmarlo antes de que desaparezca. Gracias a la maestría de la directora para retratar los ambientes y las escenas con total naturalidad, el resultado es, por segunda vez, una película cercana, honesta y bella.
'Alcarrás' es una obra coral, donde no hay un solo protagonista: La familia lo protagoniza, junto con la tierra. Los actores, agricultores de la zona, son el resultado de un largo proceso de casting que vio más de 7.000 personas. El trabajo, aunque duro, dio sus frutos: Todos los personajes tienen una conexión con esa tierra y con la historia que cuentan, y cada uno le añade un grano de verosimilitud a la ficción. Cuenta la directora Carla Simón en la rueda de prensa que, antes del rodaje (por suerte antes de los tiempos de pandemia), alquilaron una casa cerca de Alcarrás donde reunirse con los actores y trabajar en sus vínculos como familia. Así es como, poco a poco, terminaron convirtiéndose en una segunda familia en la que se llaman por los nombres de sus personajes.
Con esta sólida base, Carla Simón construye una historia que nos habla también de las relaciones intergeneracionales: De las tensiones y de la importancia de la unión, sobre todo en tiempos de crisis. Su trabajo al respecto es también notable: A destacar la dirección con varios niños actores, que siempre añaden un grado de dificultad en cualquier rodaje. En su caso, pero, además de aportar naturalidad, contribuyen con un factor de azar e imprevisión que, según la misma directora, se traduce en dinamismo y magia en el set. Y eso, puedo añadir, se transmite y se siente en el resultado final.
'Alcarrás' es también un tributo (nostálgico, pero sin ser sentimental) al mundo de la agricultura y a las familias que viven de ella. Aunque todavía existen, es un mundo en desaparición: La agricultura como negocio familiar ha dejado de ser rentable. Los terrenos pasan a manos de la gran industria, y los agricultores buscan nuevas formas de rentabilizar sus tierras. Lo que parecía un modelo de vida eterno, a pasar de generación en generación, tiene, en la mayoría de casos, fecha de caducidad. Y ese destino en común que compartían los miembros de una familia desaparece, dando lugar a la incertidumbre y a la necesidad de adaptarse a los nuevos tiempos.
por Aina Riu
@aina_rv
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Definitivamente, la de 'Alcarrás' ha sido buena.
Eso dicen, o, al menos, ha gustado al indio. Espero que me guste màs que Verano 1996.
Fue el de 1993, pero casi.