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¿Vosotros también, Taviani? Ganadores de la 62ª Berlinale

Vía El Séptimo Arte por 18 de febrero de 2012
El Jurado Presidido por Mike Leigh y compuesto por Anton Corbijn, Asghar Farhadi, Charlotte Gainsbourg, Jake Gyllenhaal, François Ozon, Boualem Sansal y Barbara Sukowa ha hecho público su veredicto final, zanjando así todas las dudas sobre quién iba a llevarse el Oso de Oro de la 62ª Berlinale. "Son muchas buenas películas para tan pocos premios", ha afirmado el propio Leigh antes de que empezara la gala, con lo que ya daba a entender que el palmarés estaría repartido. La gloria se la quedan contra pronóstico (aunque no inmerecidamente) los hermanos Taviani con su shakespeariana 'Cesare deve morire', mientras que el sabor agridulce queda reflejado en Bence Fliegauf y Miguel Gomes.

A pesar de ello, los que a priori eran los grandes favoritos no vuelven a casa con los bolsillos vacíos, al adjudicarse respectivamente los galardones a la Mejor Dirección y a la Mejor Innovación Cinematográfica. La otra gran sorpresa de la noche vino de Dinamarca. 'A Royal Affair', sin hacer nada de ruido ni figurar en demasiadas quinielas, ha conquistado los Premios de Mejor Actor, para Mikkel Boe Følsgaard y Mejor Guión, escrito por Nikolaj Arcel y Rasmus Heisterberg. A destacar también la creación de un Premio Especial para recompensar el trabajo de Ursula Meier en la estupenda 'L'enfant d'en haut'. Tras el salto, la lista completa de ganadores en todas las Secciones.

SECCIÓN OFICIAL A COMPETICIÓN

Oso de Oro: 'Cesare deve morire', de Paolo y Vittorio Taviani.

Gran Premio del Jurado: 'Just the Wind', de Bence Fliegauf.

Oso de Plata a la Mejor Dirección: Christian Petzold por 'Barbara'.

Oso de Plata al Mejor Guión: 'A Royal Affair', escrito por Nikolaj Arcel y Rasmus Heisterberg.

Oso de Plata al Mejor Actor: Mikkel Boe Følsgaard por 'A Royal Affair'.

Oso de Plata a la Mejor Actriz: Rachel Mwanza por 'Rebelle'.

Oso del Plata al Mayor Logro Cinematográfico: Lutz Reitemeier por la fotografía de 'White Deer Plain'.

Premio Alfred Bauer: 'Tabu', de Miguel Gomes, por su innovador trabajo.

Oso de Plata Premio Especial: 'L'enfant d'en haut', de Ursula Meier.

Oso de Oro Honorífico: Meryl Streep.


PANORAMA (PREMIO DEL PUBLICO)

Mejor Película: 'Parada', de Srdjan Dragojevic.

Mejor Documental: 'Marina Abramovic: The Artist is Present', de Matthew Akers.


MEJOR DEBUT

Mejor Pleícula: 'Kauwboy', de Boudewijn Koole.

Mención Especial: 'Tepenin Ardi (Beyond the Hill)', de Emin Alper.


CORTOMETRAJES

Oso de Oro al Mejor Cortometraje: 'Rafa', de João Salaviza.

Oso de Plata - Premio del Jurado: 'Gurehto Rabitto (The Great Rabbit)', de Atsushi Wada.

Mención Especial: 'Licuri Surf', de Astushi Wada.


PREMIOS DEL JURADO ECUMÉNICO

Mejor Película en Competición: 'Cesare deve morire', de Paolo y Vittorio Taviani.

Mención Especial: 'Rebelle', de Kim Nguyen.

Mejor Película en Panorama: 'Die Wand (The Wall)', de Julian Roman Pölser.

Mención Especial: 'Parada (The Parade)', de Srdjan Dragojevic.

Mejor Película en Forum: 'La demora (The Delay)', de Rodrigo Plá.


PREMIOS FIPRESCI

Mejor Película en Competición: 'Tabu', de Miguel Gomes.

Mejor Película en Panorama: 'L'âge atomique', de Héléna Klotz.

Mejor Película en Forum: 'Hemel', de Sacha Polak.


Además del esperado anuncio del Palmarés, ha habido tiempo también en esta décima jornada para mantener nuestro último romance con la Sección Panorama, que para hoy nos tenía reservadas tres nuevas apuestas, todas en formato no-ficción, con el leitmotiv de la homosexualidad en las dos primeras. Para empezar, el documental 'Audre Lorde - The Berlin Years', dirigido por Dagmar Schultz, y que nos presenta a la poetisa Audra Lorde (autodefinida como "negra-feminista-lesbiana") así como a todo el trabajo que llevó a cabo de 1984 a 1992 (año de su muerte) en la ciudad de Berlín. Allí acuñó y fundamentó el término "afro-alemán", para referirse a la minoría olvidada germana con raíces en el continente negro. Película-collage construida a través de grabaciones (la mayoría de las cuales archivos de audio), se trata de un documento de tono demasiado monótono y no todo lo impactante que podría llegar a ser (teniendo en cuenta el material de base), pero que sin duda concilia bien el llamado factor humano con la difusión del mensaje de orgullo nacido de la diversidad.

Sin tiempo para descansar, nos metemos en la siguiente sesión, que nos presenta otro documental, en este caso de procedencia indonesia, un país definido por los creadores de dicho filme como una nación donde los conceptos de hombre y mujer son completamente rígidos. La sociedad estableció hace mucho tiempo qué implica ser un "buen hombre" o una "buena mujer", y de este marco no hay manera de salir... o tal vez sí. Esta duda, o vía(s) alternativa(s), es la que pretende mostrar 'Anak-Anak Srikandi (The Childern of Srikandi)', un mosaico compuesto por diversos testigos (gays, lesbianas, transexuales...) que dibujan entre todos un rico e interesante fresco sobre el otro lado de la sociedad, aquel que tradicionalmente se ha tendido a marginar o maltratar, pero que ahora está tomando conciencia y dándose a notar con energía y dignidad renovadas. Este poema urbano construido a través de ocho cortometrajes (o versos independientes pero relacionados los unos con los otros) es un notable documento de obligado visionado para la comunidad a la que va dedicada, y que se muestra a veces descarado, otras escalofriante, otras divertido, pero siempre veraz y con un mensaje optimista que transmitir.

El plato fuerte para el final, nunca mejor dicho, pues hablamos de la que seguramente sea la mejor película que hemos tenido oportunidad de ver durante esta 62ª Berlinale. Premio del Público en la Sección Panorama Documental, 'Marina Abramovic: The Artist is Present' toma el título de la retrospectiva dedica a dicha artista en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Cuarenta años después de haber sufrido todo tipo de descalificaciones (en todo este tiempo, la recomendación más recurrente que oía la protagonistas era la de que ingresara de inmediato en un manicomio) por gran parte de crítica y público, obtuvo el merecido reconocimiento en la que seguramente es la mayor catedral del mundo dedicada al arte contemporáneo, y a razón de ello apareció la cadena norteamericana HBO (en pie, por favor), para redondearlo todo.

Excepcional película de indudable interés tanto para los más eruditos como para los profanos de aquellas obras que después de ser vistas, acostumbran a suscitar la misma pregunta "¿Pero esto es arte?" Una duda con la que Marina Abramovic ha convivido a lo largo de toda su carrera, y que ahora que sus creaciones se han hecho con la aceptación casi unánime, la echa terriblemente de menos. Normal tratándose de una de las artistas ("performer" es el término que prefiere ella) más radicales de los últimos tiempos, cuyos trabajos vienen siempre marcados por una clara voluntad de provocar una conmoción en el receptor (éste es precisamente el mejor arte, el que consigue demostrar que el espectador no es impermeable), así como de romper barreras. Las barreras que separan lo simplemente provocativo de lo realmente impactante; las barreras que separan lo irreverente de lo permanente; las barreras que separan al autor tanto del público como de su propia obra.

El documental dirigido por Matthew Akers pretende alcanzar las mismas metas, asociándose cómo no con Marina Abramovic, trazando con acierto un largo camino biográfico para poner en contexto la que es no solamente la obra cumbre de la performer de Belgrado, sino -digámoslo ya- la que con toda seguridad sea una de las expresiones artísticas más impresionantes de todos los tiempos, que desató la locura en la capital del mundo, y que por supuesto bien merecía un documental. Una mesa de la que se puede prescindir, y una silla en cada punta. En una sienta Marina... en la otra, quien lo desee. Se puede explicar con mil palabras pero de nada servirá si no se vive, o si al menos, si no se ve (de nuevo, infinitas gracias al equipo HBO por hacer algo tan imposible como filmar lo intangible). Y lo que se ve es al creador siendo engullido por su propia obra... para ser después regurgitado. Se ve al artista que ve... y todo lo demás deja de importar; desaparece. Se ve una de las miradas más poderosas y emotivas sobre la faz de la Tierra, en el contexto de la madurez de una idea sublime. ¿El arte total? Se acepta.

Mañana, más.

Por Víctor Esquirol Molinas

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