'Yannick' - El último chascarrillo de Quentin Dupieux
La última de Quentin Dupieux apenas dura 60 minutos. 'Yannick' termina sin más, como si de pronto a Dupieux se le hubieran quitado las ganas de seguir una vez superada la duración mínima para poder ser considerada una película. Sin más, como salvo honrosas ocasiones sucede con la mayoría de sus... ejem, películas. Películas a medio hacer que rueda sin ninguna exigencia o ambición. Como si para él las vacaciones de verano fueran rodar lo que le viniese en gana. Como quien se va al pueblo cada año.
No puedo dejar de pensar en Woody Allen. Ambos parecen que llevan años haciendo películas por rutina. Películas que ruedan de manera desapasionada y sobre todo por rutina. O por inercia. Pero Allen al menos les da forma de película. Lejos de sus grandes clásicos, al menos parecen y se comportan como películas. Disimula. Aparenta. Las de Dupieux sin embargo son más bien chascarrillos formados por sketches ligeros y deslavazados que actúan en conjunto como especiales televisivos.
En casos como el de 'Yannick' pueden resultar simpáticos... mientras lo poco que duran. Pero su relevancia y presencia es tan efímera como su duración, en gran medida debido a su condición de pasatiempo ligerísimo, gratuito, insustancial y trivial. Su último chascarrillo, si bien mejora en algo a 'Increíble pero cierto' y 'Fumar provoca tos', no deja de ser tan de usar y tirar como cualquier vídeo de que podamos ver en el teléfono móvil de camino al curro. La gracieta semanal de un youtuber.
Es... "contenido" que tardas menos de lo que dura en olvidarlo. En cuanto te pones otro vídeo, llegas al curro o retomas tu vida. Sin más.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex