La sección Midnight X-treme de un festival como por ejemplo el de Sitges está dedicada a películas que entienden el género de una manera radical, ya sea en lo puro o como es el caso, en lo paródico o demencial. Cine de medianoche. Lo que viene a ser cine de género para los muy (o demasiado) fans del cine de género, siendo, por lo general, películas que destacan por el abuso de la violencia, la sangre o el humor cómplices.

Películas que, también por lo general, no hay que tomar demasiado en serio porque están hechas medio en broma. Para divertirse. El australiano Kiah Roache-Turner introduce un futuro postapocalíptico a lo Mad Max dentro de un postapocalipsis zombi con el mismo enfoque 'trash' y tontorrón de 'Nekrotronic'. O cuando el mal no es tan malo: Roache-Turner consagrándose como cineasta con el que perder horas de sueño.

La película es lo que es, una tontería llevada a ese X-treme donde quiere revolcarse como un gorrino en su mierda. Una obra consecuente con un ideario que con conocimiento de causa, está entre lo digno, lo voluntarioso y lo entretenido (aunque no sea especialmente memorable ni divertido). Vaya, lo mismo que ocurría con su primera entrega (y ópera prima de Roache-Turner), 'Wyrmwood: La carretera de los muertos'.

Pero quizá, un poco mejor. Llueve sobre mojado, y la experiencia es un grado. Ahora ya sabemos exactamente qué esperar de una de esas obras que, en la práctica, parece que lo único que pretende es encontrar su lugar dentro de la mayoría de los festivales de género del mundo. Como por ejemplo, el de Sitges. Pasada la medianoche, cuando la gente decente está durmiendo y ya sólo quedan los irredentos y desacomplejados.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex