'Wolfwalkers' es la nueva película de Tomm Moore, no por casualidad director de 'The Secret Of Kells' y 'La canción del mar'. No por casualidad, decimos, porque Moore, al igual que por ejemplo Genndy Tartakovsky, es un cineasta que tiene un estilo muy marcado y característico del que abusa en todas y cada una de sus obras; que luego estás ya puedan ser mejores o peores no es necesariamente otra historia, tampoco algo que tenga por qué importar.

Porque la firma del artista sigue estando en todos y cada uno de sus planos, siempre dignos de la firma de dicho artista.

Y Moore tiene tanto de artista como de cineasta, cosa que en 'Wolfwalkers' se vuelve a poner de manifiesto de igual modo que en sus dos filmes anteriores. Cine de animación artesanal y de autor, con clara denominación de origen y una vocación que no pasa por la venta de juguetes con el Happy Meal. Una nueva, bella y trepidante fábula irlandesa plasmada con el mismo estilo, encanto y nervio narrativo de aquellas, cómo no podía ser de otra manera.

Y como tampoco podía ser de otra manera, 'Wolfwalkers' viene a ser lo que cabe esperar para los que la estábamos esperando, que por eso mismo la estábamos esperando: Otra pequeña y evocadora joya de la animación de prestaciones similares, principalmente recomendable -aunque no en exclusiva- para adultos con inclinación, facilidad o afición por la candidez, el folclore y la magia intrínseca a la fantasía más tierna, ejemplar y alegremente melancólica.

Y si bien su principal valedor es la mano que mece el pincel, la mano que mece su pincel no es sin embargo su único valedor.

Si, vista sobre plano y desde fuera no deja de ser un relato de corte clásico sustentado en los no menos clásicos giros argumentales, siendo que la diferencia o el plus respecto a otras podría atribuírsele sólo a su "alternativa" apariencia animada. Más, no es menos cierto que su estilizada concepción plástica, la finura de su guión o su aguerrida narrativa son los que hacen que dicho estilo de animación en 2D cobre vida de forma (tan) arrebatadora.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex