'Un don excepcional' funciona, y además lo hace excepcionalmente bien. Y eso es lo más importante que podemos decir de una película como está llamada a sembrar la discordia entre crítica y público. Porque para los primeros es un tipo de película que resulta fácil subestimar, al mismo tiempo que para los segundos es de las que resulta fácil sobrestimar. Por supuesto, generalizando y yendo al cliché puro y duro, así, para entendernos con pocas palabras.

Y si es lo más importante que podemos decir, es porque no se puede negar: 'Un don excepcional' tiene muy claro lo qué es y lo que quiere, y que dentro de lo que es y quiere ser es una producción muy sólida y coherente que lo dicho, funciona. Algo que hace de manera tan modélica y ejemplar como para convertirse en uno de los baluartes de su género. Que no sea del gusto del comensal -escribo esto mientras veo la final de Master Chef-, ya es otra cosa.

O no. Porque claro, el cine es el fruto de una manipulación que no siempre se aprecia de la misma manera. La del director Marc Webb es honesta, directa, también elegante y sobre todo enfocada a un propósito claro y a la postre, se podría decir que evidente. No obstante también se podría decir que Webb, precisamente, se vale de esa misma evidencia que convierte en su principal argumento. Y casi, por resumirlo y abreviar, en su único argumento.

Y a muerte, pero con cabeza y buena mano. Un reparto carismático, una niña achuchable, un guión ajustado, un bonito acabado y una dirección aseada. Generalizando y yendo al cliché puro y duro, el ABC no siempre respetado del vamos a llamar el buen cine comercial. Con o sin desprecio, lo que prefieran, pero con inteligencia. Inteligencia como para no mear fuera del tiesto, e inteligencia como para aprovechar sus oportunidades para moldear la moral del espectador.

En suma, la pequeña gran película que parece ser desde fuera... para quién así la vea desde fuera. Con la que conectas, o con la que te enfrentas por instinto, prejuicio u oportunismo. Entre lo conmovedor y lo sensiblero, según el paladar o el momento, pero siempre por encima del esquematismo propio de un modelo al que sirve de orgullo, y de ejemplo a seguir. 'Un don excepcional' funciona, y además lo hace excepcionalmente bien. Y ya.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex