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'Spider-Man 2' - El dilema del elegido

Vía El Séptimo Arte por 12 de agosto de 2024
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Aprovechando el reestreno de la trilogía en cines, no podía faltar a la cita con 'Spider-Man 2', que me perdí en su día en pantalla grande. Si en mi texto sobre 'Spider-Man' hablaba de la importancia que ha tenido esa película en mi vida, con esta 'Spider-Man 2' no podría decir lo mismo. Más bien al contrario. La vi de pequeño, con muchas expectativas después de que su predecesora me abriese las puertas a un nuevo universo y la decepción fue gigantesca. Realmente no puedo decir muy bien el motivo de esa decepción, aunque imagino que me aburriría y no encontré al Doctor Octopus un villano tan atractivo como el Duende Verde. No fue hasta hace unos años que la recuperé y pude apreciar todas sus bondades, todas las capas que añade a los temas tratados en 'Spider-Man' y que hacen de ella una de las (para mi) cinco mejores películas de superhéroes de la historia.

Una vez plantadas todas las bases del personaje y su mundo en 'Spider-Man', esta secuela se podría decir que parte con algo de ventaja. La ventaja de no tener que dar explicaciones y la de, después del éxito cosechado por la primera, tener 60 millones de dólares más de presupuesto. Se nota, claro. Lo primero porque no necesita presentarnos a prácticamente ningún personaje de los que aparecen en la cinta, pudiendo centrar todos sus esfuerzos en construir al Doctor Octopus y en hacer más complejos a aquellos que ya conocemos, y lo segundo porque simplemente salta a la vista. No es solo el cambio de Don Burgess por Bill Pope como director de fotografía lo que hace que tenga un tono visual distinto. Sam Raimi es mucho más ambicioso, hay escenas más complejas (la pelea encima del metro es una locura) y unos efectos especiales asombrosos. Es a 'Spider-Man' lo que fueron 'Terminator 2: El juicio final' o 'Aliens: El regreso' a sus respectivas predecesoras.

El conflicto al que se enfrenta Peter Parker en esta ocasión es... Spider-Man. O mejor dicho, la responsabilidad que supone tener los poderes que le convierten en el hombre araña. Sentir como una puñalada en el pecho cada sacrificio que hace Peter Parker para poder ser un mejor superhéroe. Salvar a la ciudad a costa de no poder ir a ver a Mary Jane en su primer papel como actriz en el teatro. Rescatar a unos niños que están a punto de ser atropellados para recibir a cambio un despido en el trabajo que le permite a Peter Parker sobrevivir en Nueva York. Ser admirado como Spider-Man por los ciudadanos mientras todo le va mal como Peter Parker. Un conflicto en su dualidad muy interesante que utilizan para reflejar la dificultad de tener una identidad secreta, que le lleva a afrontar todos esos obstáculos él solo, siendo este el tema sobre el que orbita toda la película. Un gran poder conlleva una gran responsabilidad, y una gran responsabilidad, ciertos sacrificios.

Si en la anterior película Peter debía asumir la responsabilidad de un gran poder, aquí se plantea si debe ser él quien tenga que asumirla únicamente porque le ha tocado tener unos poderes que ni ha buscado ni ha pedido. Psicológicamente le da varias capas de profundidad a Peter, dándole un gran empaque dramático al personaje y a la película en general. La confianza que tiene Sam Raimi detrás de las cámaras le permite orquestar un montaje musical (el primero de su carrera) con "Raindrops Keep Fallin' On My Head" de B.J. Thomas, donde vemos a Peter ser feliz evadiendo sus responsabilidades, aunque como reza la letra de la canción los problemas siguen existiendo y no van a desaparecer simplemente ignorándolos. Una analogía sencilla pero increíblemente eficaz para hacer entender al espectador que lo que necesita Peter no es ignorar sus problemas, sino quitarse la máscara de Spider-Man frente a alguien de confianza (Mary Jane en este caso) para no estar solo en esta doble vida.

Además, ha llegado un nuevo villano a Nueva York. Uno inesperado para Peter, al ser alguien a quien admira. Otto Octavius, más conocido como Doctor Octopus, es el encargado de sustituir al icónico Duende Verde de Willem Dafoe. Como he comentado anteriormente, en esta entrega el villano tiene más espacio para ser desarrollado, contando con una historia más compleja que simplemente volverse loco. Amo al Duende Verde, especialmente al de Willem Dafoe, pero el Doctor Octopus está por encima. Alfred Molina está perfecto como ese científico loco que acaba transformado en un monstruo. Como si el monstruo de Frankenstein y el doctor se fusionaran. La fuerza de una apisonadora y la inteligencia de un erudito. Sus tentáculos son un prodigio de los efectos especiales, mezclando efectos prácticos con CGI de forma magistral. Escenas como la de su nacimiento en el hospital (Raimi al 300%) o la pelea encima del metro contra Spider-Man son dos claros ejemplos de ello.

Este problema no deja de ser uno más en la larga lista del protagonista de esta película. Al nuevo villano de la función y a su dilema existencial, se le suman los heredados de 'Spider-Man': Su complicada relación con Mary Jane, la ausencia del tío Ben y sentirse responsable de la muerte de Norman Osborn, el padre de su mejor amigo. Con todos estos marrones encima de la mesa, no es de extrañar que Peter se plantee dejar de ser un superhéroe cuando ni siquiera es capaz de solucionar sus problemas más terrenales. Pero ahí está tía May (Rosemary Harris, de nuevo, un casting perfecto) para dejarle claro porque debe ser él.

En una escena maravillosa, en menos de cinco minutos, tía May define lo que significa ser un héroe y todo se reordena en la mente de Peter. Empieza la remontada, el renacer de Spider-Man. Más fuerte, más convencido de que es lo que debe hacer. A continuación viene un clímax fantástico en el que todo acaba bien, Spider-Man salva de nuevo a Nueva York y, por primera vez, no se siente solo ante su gran responsabilidad. Pero el núcleo de la película se cierra en una escena con tía May preparando cajas para su mudanza. Es una de las grandes diferencias entre este Spider-Man y el de Disney. Nos identificamos con este personaje por sus historias terrenales, por su enfoque en la humildad y lo cotidiano, algo que tiene muchísima menos relevancia en las últimas películas del superhéroe arácnido.

'Spider-Man 2' es una secuela ejemplar. Un más y mejor. Más grande, más profunda y más sofisticada. Una de las mejores secuelas, una de las mejores películas de superhéroes. Es una lástima que luego pasó lo que pasó y la trilogía no pudo cerrarse de la mejor forma posible, pero ver 'Spider-Man 2' en pantalla grande le hace a uno recordar la grandeza del cine como medio para contar historias. 'Spider-Man 2' es cine en mayúsculas.  


Por Marc Sacristán García
@TheLebowskiMan

 

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Comentarios

  • Avatar de Wanchope
    Wanchope 08 de Agosto de 2019, 05:19:09 PM
    Ya es raro que hayas tardado tanto siendo que te gusta el género... normal que aparezca siempre entre lo mejor del género, porque sencillamente, lo es. Como dices, todo en ella funciona perfectamente. Y quince años después, se sigue conservando estupendamente bien.
  • Avatar de Michael Myers
    Michael Myers 08 de Agosto de 2019, 05:28:41 PM
    Cita de: Wanchope en 08 de Agosto de 2019, 05:19:09 PM
    Ya es raro que hayas tardado tanto siendo que te gusta el género...

    Es cierto, en el momento de la franquicia de Sam Raimi no seguía tanto los superhéroes, salvo cosas de Batman y algunos pocos superhéroes más. Ahora que he visto más en cine y series no había excusa para no ver estas.

    PD: no sabía donde meterlo, porque tampoco desentonaba meterlo en el hilo de cine clásico y contemporáneo. Creo que vendría bien diferenciar las fechas para saber donde meter cada largometraje.  :inocente
  • Avatar de Wanchope
    Wanchope 08 de Agosto de 2019, 05:51:07 PM
    Cita de: Michael Myers en 08 de Agosto de 2019, 05:28:41 PM
    PD: no sabía donde meterlo, porque tampoco desentonaba meterlo en el hilo de cine clásico y contemporáneo. Creo que vendría bien diferenciar las fechas para saber donde meter cada largometraje.  :inocente

    Aquí está bien, digamos que el otro subforo está para el cine del siglo pasado. Y en paz.